Restaurante Casa Cuesta

Calle Castilla, 1, 41010 Sevilla
Teléfono: 954 33 33 35

“Había exactamente once bares en los trescientos metros que separaba Casa Cuesta del Puente de Triana. La media es uno cada veintisiete metros…” Si Pérez Reverte hace un inventario de los bares de Triana, comenzando por Casa Cuesta, en su obra “La Piel del Tambor”, pocos se atreverían a reescribir algo que contradiga lo más mínimo las palabras de tan insigne autor. Solo los más osados o los menos sensatos se lanzarían a tal cosa. Pues yo voy a ser uno de ellos, pero no por osado sino por insensato. Mi objetivo no es contradecir las palabras del literato, sino desarrollar el contexto en el que nació este establecimiento con más de 140 años de historia. Nos trasladamos a la Sevilla de 1880. El siglo XIX en Sevilla comenzó con una epidemia de fiebre amarilla que abarcó toda la ciudad, en cuatro meses fulminó a un tercio de la población. Este azote coincidió en el tiempo con la invasión francesa de Sevilla, que estuvieron en nuestra ciudad hasta el 27 de agosto de 1812, fecha en la que hubieron de retirarse tras la batalla del Puente de Triana. Hacia mediados de siglo, llegó a Sevilla el ferrocarril, permitiendo el enlace con otras ciudades y provincias. En 1859 se inauguró la línea férrea que conectada la capital hispalense con Córdoba. Hacia la segunda mitad del siglo XIX la ciudad inició una expansión apoyada en la construcción del ferrocarril y aprovechando el derribo de parte de sus murallas antiguas. La ciudad crece hacia el este y el sur, produciéndose el ensanche urbano que continuó en las primeras décadas del siglo XX con los edificios construidos con motivo de la Exposición Iberoamericana de 1929. En ese convulso escenario se encontraba Sevilla cuando se fundó Casa Cuesta (1880).

Su crónica nos relata que “Casa Cuesta ha desempeñado un papel muy importante en la vida y cultura trianera, primero por su situación estratégica, y segundo, por ser una especie de museo del anuncio que exhibe unos esplendidos azulejos como el de las Líneas de vapores Sevilla- Sanlúcar- Mar o el de Ponche Caballero. A todo esto hay que añadir que Casa Cuesta representa la imagen de las tabernas antiguas de principios del siglo XX, con una barra de madera de estilo modernista, su reloj centenario, azulejos trianeros antiguos, donde se pueden ver los distintos patrones de la época, y una colección impresionante de carteles originales de Fiestas de Primavera y Semana Santa de distintos años (1890, 1898, 1957…) que están pintados por reconocidos pintores costumbristas sevillanos como José García Ramos, Juan Balcera, Gonzalo Bilbao y Braulio Ruiz”. Pero todo esto abría desaparecido si los hermanos del Barrio (Pedro y Norberto), no se hubieran hecho cargo en 2003 de un negocio que parecía estar destinado al ostracismo y que llevaba cerrado 10 años cuando ellos se pusieron al frente. Dice Pedro que estaba casi en ruinas, de hecho hubo que restaurar gran parte del local, carpinteros especializados se pusieron a reparar la hermosa barra, la instalación de luces, maquinaria y cocina, también tuvieron que recomponerla. Con esa batalla ganada al abandono, Casa Cuesta volvió a lucir con la estética del siglo XIX, pero con los requisitos de un establecimiento hostelero moderno.

Pedro y Norberto son dos madrileños de padre sevillano, que aman y entienden bien nuestra ciudad y sus gustos a la hora de tapear. Por eso en Casa Cuesta se ha optado por una carta que conserva las tapas y guisos tradicionales de la cocina andaluza. Gran parte de ellas se cocinan siguiendo las recetas manuscritas encontradas en el local y que datan de 1925. A día de hoy se han actualizado y algunas reinventado para seguir las pautas de los gustos actuales pero no sin perder el sabor de guisos y tapas de la cocina tradicional de toda la vida, utilizando productos de cercanía, como las carnes Ibéricas, carnes de ternera y vaca de Cádiz (Retinta) y pescado fresco del día de las costas de Huelva y Cádiz. Las verduras, hortalizas y patatas, provienen de (Los Palacios, Conil, Sanlúcar, Almería). Tapas como la ensaladilla de gambas 4,80€, tortilla al whisky 4,50€, flamenquines caseros 4,50€, berenjenas con miel de caña 4,50€, albóndigas caseras 4,80€, pavías de bacalao 5,00€, espinacas con garbanzos 5,00€, menudo casa cuesta 6,00€, carrillada ibérica 6,00€, cola de toro 6,00€ o solomillo al whisky 5,00€. Fuera de carta tenéis los filetes rusos con salsa de tomate, ventresca de atún, revuelto de calabacín o los buñuelos de bacalao o gambas. Sin olvidar sus especialidades de gambas al ajillo 18,00€, huevos estrellados con chorizo 14,50€ o el Altozano (huevos fritos, solomillo, salsa whisky, jamón y patatas) 16,50€. Variedad en arroces, pescado frito o plancha (boquerones, acedias, calamares, cazón, dorada plancha o lubina) y carnes ibéricas y de Retinto (presa, secreto, solomillo, entrecot) o incluso una parrillada ibérica para dos 32,00€. De postre milhojas de nata 6,00€, tocino de cielo 5,50€ o remojón de naranja 5,00€. Su carta es buena muestra de lo que se ha cocinado en los fogones de Sevilla desde hace muchos años.

En definitiva, son muchos los establecimientos que en estos 140 años han desaparecido, pero como podéis comprobar, todavía queda alguno en pie sobreviviendo a más de un siglo de avatares históricos. Casa Cuesta es un extraordinario exponente de nuestra cultura del tapeo, la tradición de la alfarería trianera y la historia de Sevilla. Esta taberna conserva todo el encanto de su historia en sus letreros, en su antigua barra tallada, en las paredes revestidas de azulejos centenarios y en su carta, donde el menudo o las espinacas siguen siendo protagonistas. Grandes escritores, toreros, artistas y políticos se han dado cita en este local a lo largo de los años, acogiendo tertulias y sobremesas de lo más variopintas, donde se ha vivido, comido y bebido una historia que se conserva más de 140 años después. Por eso Casa Cuesta se ha convertido en lugar de peregrinaje para los que visitan la ciudad y refugio para los vecinos de Triana. Punto de encuentro del tapeo secular y posado de instagram de los que no son de aquí. Sin duda, uno de los espacios más emblemáticos de la capital. Gracias a Pedro por su ayuda en la redacción de este articulo. Volveremos.

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