Calle Almirante Ulloa, 8 41001 Sevilla
Teléfono: 607 69 87 07
Conocer un país a través de su comida, es una de las mejores cosas de viajar, al menos bajo mi punto de vista. Hoy damos un salto hasta Holanda a través de su gastronomía y sin tener que salir de Sevilla. No es que Holanda sea muy conocida a nivel gastronómico, pero es cierto que el país puede presumir de albergar buenos restaurantes y una variada oferta gastronómica. Las peculiaridades a nivel culinario de los holandeses pasan por un consumo desorbitado de productos lácteos (leche fresca, nata y mantequilla), pan y café, sin olvidar su enorme variedad de quesos, que se mezclan con todo tipo de snacks con los que hacer un tentempié. La comida del mediodía es vista como algo rápido, dedicándole unos 30 minutos de media, lo necesario para hacerse un sándwich de queso y comérselo en un santiamén antes de volver al trabajo. La cena es la comida principal del día y suele estar compuesta por un plato único pero contundente, acompañado de un postre (toetje) que suele ser un yogurt. Mientras que en el sur de Holanda todavía se notan las influencias de la cocina francesa en sus platos, en el resto de Holanda se cocina de forma rápida, con comida asequible pero rica en calorías. Platos sencillos con patatas, carne y verduras (lo que ellos llaman un «AVG»: aardappelen, vlees, groente), y alguna influencia procedente de las Indias Orientales Neerlandesas (Indonesia) como el nasi goreng 9,95€ o la loempia de China 4,75€. En este articulo vamos a indagar sobre la gastronomía holandesa, y qué platos típicos tenéis que probar si vais a conocer este local junto al Museo.
Esta es la historia de Inmaculada Jaramillo y Manuel Ayud, hijos de emigrantes españoles en Holanda, de aquellos que llegaron al país en los 60´s, constituyendo una fuerza imprescindible para el funcionamiento de la industria holandesa, desde los Altos Hornos, las minas del Estado o Philips, hasta el puerto de Rotterdam. Inma y Manuel llevan en Andalucía más de 20 años. En diciembre de 2018 decidieron abrir este restaurante de la calle Almirante Ulloa, y aunque ambos tienen nombres y apellidos españoles, son nacidos y criados en Holanda. Manuel tenia su propia y exitosa empresa de pintura y ella era asistente social en Papendrecht, pero en una excursión a Sevilla durante sus vacaciones en Chiclana, Inmaculada se enamoró de nuestra ciudad, y de forma espontánea decidieron venirse a vivir. Sus profesiones nunca habían estado vinculadas al mundo de la hostelería, por eso para montar su negocio se decidieron por los secretos de una cocina que conocían de primera mano y que no existía en la Capital Hispalense. El covid les pilló de lleno, pero pudieron solventarlo con esfuerzo y sacrificio. Inma se encarga de la sala y su marido está al frente de los fogones. El local es pequeño, pero cuenta con una particularidad de la que no disponen otros locales de la zona; un coqueto patio detrás que se ilumina con bombillas de colores por la noche. Un bar moderno pero de estética tradicional, que se puede ver reflejada en cada detalle, como el uso de la madera, los detalles decorativos o la iluminación. Desde fuera se aprecia el encanto y la calidez de un bar familiar, buscando el equilibrio entre tradición y modernidad. Un espacio interior diáfano con una barra de servicio al fondo. Dando la bienvenida a los clientes, una alfombra de césped artificial y dos pizarras de madera con parte de la carta.
La descripción de su oferta se resume en ” Cocina internacional especializada en platos holandeses así como tapas caseras mediterráneas típicas de nuestra tierra”. Una curiosa combinación de tapas de la cocina española con otras del recetario holandés, con aperitivos como el frikandel (en panecillo tierno) 2,95€, croqueta de ternera 3,00€, bamischijf (croqueta rellena de tallarines) 3,50€, broodje soufflé 3,00€, albondigón en panecillo 4,75€, berenklauw (pincho de albondigón con aros de cebolla) 4,95€, bitterballen (8uds) 5,25€ o el bittergarnituur (surtido degustación de aperitivos) 7,25€. Especialidad en patatas fritas caseras con todo tipo de salsas o twister casero (patata cortada en espiral) 3,00€. Entre las tapas mediterráneas encontramos tzatziki 3,00€, falafel 3,50€, salmorejo con jamón 3,00€, langostinos amontillados 4,50€, choricitos al vino 3,75€, croquetas de bacalao 4,00€, carrillada ibérica 4,50€, pollo frito 3,75€, tomate con mozzarella 3,70€ o albóndigas con tomate 3,75€. Hamburguesas caseras 7,75€, sándwich Los Tulipanes (pollo, beicon y queso) 9,25€, pasta fresca como raviolis de espinaca y ricota o de boletus 4,75€, pappardelle con albóndigas o con langostinos 8,75€, y varias ensaladas. La carta se remata con postres caseros como la pannacotta 3,80€, poffertjes (mini crepes) 3,80€, lingote de helado de turrón o de mandarina 4,00€ o el spoom (copa de cava con helado de limón) 3,80€. Para beber tienen Cerveza Victoria además de varias cervezas internacionales como Grimbergen 3,25€, Radeberger 3,00€, La Chouffe 3,80€ o Duvel de Bélgica 3,80€, entre otras. Y para aquellos que no lo sepan, también son famosos sus chupitos: Frugel y Drop Shot, a base de regaliz 2,50€. La mayor parte de la carta está libre de gluten, de hecho Los Tulipanes está adherido a la red Sevilla sin gluten.
Abrir un restaurante en Sevilla y quedarse entre nosotros fue el sueño cumplido de Inma y Manuel. En Andalucía se promociona el emprendimiento y se fomenta el trabajo autónomo, lo que supone una razón más para la apertura de un restaurante, además de sus atractivos turísticos para convocar a viajeros y visitantes. Sin embargo, son pocos los sevillanos que saben que en Sevilla es posible tomar un frikandel o un berenklauw casero. Por eso Inma y Manuel se ocupan cada día de la ardua labor pedagógica de explicar en qué consiste cada receta. La mayoría de su clientela es local, pero también llegan muchos turistas de Erasmus holandeses, además de otro público extranjero, curiosos por conocer más sobre la cocina holandesa. Aquí se suelen celebrar las tradicionales fiestas holandesas, como Sinterklaas (La Fiesta de San Nicolás), Vlaggetjesdag (fiesta del arenque) o Koningsdag (Día del Rey). A los neerlandeses que llegan a Los Tulipanes a comer algo se les sirve en su propio idioma, y se les dan consejos sobre donde poder comer un buen pescado o una paella, por ejemplo. Probablemente la holandesa, no es la cocina más atractiva del mundo, pero Los Tulipanes es un lugar diferente que, por el servicio amable, la comida deliciosa y la posibilidad de degustar algo singular en Sevilla, bien merece una visita. Gracias por vuestra hospitalidad y mucha suerte.
Coincido plenamente contigo, la cocina holandesa posiblemente no sea la más atractiva del mundo, pero tiene sus cosas de interés. Las patatas fritas son ciertamente adictivas. Y el sitio es bien bonito y agradeble. Y sobre todo, en pocos sitios me han tratado con más amabilidad y simpatía.
Escucharles hablar neerlandés es graciosísimo, y no deja de asombrar cómo cambian de un idioma a otro. Sana envidia 🙂