Restaurante El Jardín

Calle Virgen de la Victoria, 37 410011 Sevilla
Teléfono 955358180

“Sólo traspasaría a un amigo o profesional que lo mimara como yo”. Esta declaración que hizo en su día Luis Felipe Barrero a la prensa sevillana, es hoy un titular convertido en premonición. El propietario del emblemático establecimiento de Los Remedios se sigue acercando algunos días por el local para tomar una cerveza, en un negocio que fue una segunda casa para muchos vecinos de la zona. Gabriel Álvarez, quien después de varios años trabajando en hostelería en el sur de Francia regresó a Sevilla con la idea de tener un negocio propio, ha sido el elegido para quedarse con el traspaso y tomar el relevo de este local, con la idea en principio de no alterar demasiado aquello que una vez funcionó. Se trataba de asegurar un perfecto traspaso de poderes también en los fogones. “Tenía que ser alguien que tuviera el amor y el interés que le hemos puesto nosotros”. Y es que durante 17 años Luis Felipe se había forjado un nombre en la hostelería de Los Remedios y se convirtió en un referente por su empeño y su trabajo, hasta que un fortuito incendio en las navidades pasadas les empujó a dar el paso de dejarlo en otras manos.

Este establecimiento de clientela fiel y costumbres arraigadas, se cerró para resurgir con aires nuevos en la primavera de este año. Y es que son muchos los que dicen abrir un negocio que honra el bar de toda la vida, pero pocos son los que realmente lo hacen. Pero es algo comprensible, los ciclos se terminan y se dejan de hacer las cosas de siempre. Gabriel Álvarez ha puesto en marcha un proyecto que trabaja con una carta que mezcla lo tradicional con sabores del mundo, diferente al tapeo de la anterior etapa. Nuevo periodo y nuevo concepto para un local que busca volver a consolidarse como un referente para el barrio. “Las cosas hay que olvidarlas y saber pasar página, tengo ganas de disfrutar de la jubilación”, asegura Luis Felipe. El local del Jardín mantiene la estructura del negocio anterior, aunque Gabriel ha mejorado la iluminación del salón y la zona de barra, cambiando mobiliario y habilitando el pequeño reservado que tiene por debajo del nivel principal, frente a la barra, con un precioso sillón azul de mampostería. A la entrada un jardín vertical que le da el apelativo al establecimiento, y fuera un par de mesas altas para un tapeo informal. El sitio mantiene ese aire tradicional, pero con un aspecto más luminoso y remozado.

El Jardín se presenta como un bar de tapas, con platos tradicionales y guiños internacionales. Pero más allá del legado histórico heredado, ahora el objetivo es ser una opción viable en una de esas zonas más difíciles para la hostelería sevillana. La carta se resuelve con una treintena de propuestas a base de tapas y platos más consistentes: Ensaladilla con langostinos 4€, bao calamar y setas 8€, flor de atún 12€, croquetas caseras 6€, alcachofas salteadas con jamón 6,5€. También patatas bravas 6,5€, revuelto de berenjenas 8€, tiras de pollo 5,5€, alitas thai 5,5€. Ensaladas verde 9€, burrata 14€ o ensalada tropical 14€. Guisos de carrillá 5€ o de pescado 8,5€. Carnes como las mollejas de cordero 18€, ribs de cerdo 12€, hamburguesa 13,5€, abanico ibérico 15€ o medallón de solomillo 25€. Pescados como la tapa de pescaito frito 5€, chipirón plancha 5€ o dorada. De la casa tenéis la berenjena con crema de parmesano 12€, crep de ricotta 12,5€, tagliatelle 10€, taco de carne 12,50€ o los rollitos de pollo con bacon y queso 12€. Fuera de carta tenían el rape en salsa de langostinos, arroz con carrillada, flamenquín, chipirones rellenos en su tinta, langostinos al ajillo y pinchos morunos. Entre semana tienen un menú con entrante, principal y postre (flan de huevo, tarta de mango, tarta de frutos rojos o arroz con leche).

El Jardín es una casa de comidas moderna en el barrio de Los Remedios. Comandada por Gabriel Álvarez, propone una revisión de la cocina tradicional con acento andaluz y cierta vuelta de inspiración y técnica internacional, platos viajeros con ligeras pinceladas del mundo. Se saborean matices reconocibles en un espacio sencillo al que aún le falta esa vida que dan el rodaje y el tiempo. En esos detalles decorativos, que lo harían más cálido, y en esa química con un barrio envejecido que reclama lugares para no tener que hacer de comer. De cualquier forma se ve el esfuerzo, y eso es siempre de agradecer. Por eso hay que darles la oportunidad y su hueco a estos jóvenes en su refugio capitalino. Poco a poco. Estaremos atentos.

Compártelo en tus redes sociales

Leave a Comment

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.