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Los dim sum o (Pequeños bocados) tienen sus raíces en una práctica ancestral de la cocina china que combina la comida y la interacción social. Su historia se remonta a la antigua Ruta de la Seda, cuando los comerciantes y viajeros se detenían en casas de té a lo largo de su camino para descansar. Estas casas comenzaron a servir pequeños bocados junto con el té, como gesto de hospitalidad. Sin embargo, fue en la región de Cantón donde los dim sum evolucionaron hasta convertirse en una forma de arte culinario. La práctica, conocida como “yum cha”, o “beber té”, se popularizó especialmente durante la dinastía Song, cuando se empezaron a elaborar una mayor variedad de platillos para acompañar esta tradición. Los dim sum se destacan por su diversidad, incluyendo dumplings rellenos, bollos al vapor, rollos fritos y postres dulces, cada uno preparado con meticuloso detalle. Además de satisfacer el paladar, estas pequeñas porciones tienen un profundo significado cultural, ya que reflejan la importancia de compartir, conversar y disfrutar del tiempo en familia o con amigos. A lo largo de los siglos, esta tradición se ha extendido más allá de las fronteras chinas, ganando popularidad en todo el mundo, y adaptándose a ingredientes y estilos culinarios locales. Hoy en día, disfrutar de un banquete de dim sum no solo es una experiencia gastronómica, sino también un viaje histórico y cultural que conecta a las generaciones con sus raíces.
En Sevilla, los restaurantes chinos son tan comunes como los bares de barrio tradicionales, aunque solo unos pocos destacan por ofrecer platos auténticos a precios accesibles. Con la llegada de la comunidad asiática a España, muchos chefs adaptaron sus recetas para ajustarse a los gustos de un público menos habituado a sabores intensos o diferentes. Este proceso llevó a la pérdida de parte de la autenticidad y esencia original de sus platos. Sin embargo, en la actualidad, el creciente interés por la gastronomía china ha impulsado a muchos cocineros a reivindicar las técnicas y sabores tradicionales, devolviendo protagonismo a la riqueza cultural de esta cocina. Hoy conocemos el restaurante Gulu Gulu, un establecimiento que debe su nombre a una expresión china que imita el sonido onomatopéyico del estómago cuando se tiene hambre. Al frente de este bonito local encontramos una pareja de Shanghái que llegó a Sevilla con el sueño de salir adelante empezando de cero. Comenzaron trabajando en un restaurante chino y, con el tiempo, abrieron un bazar en Sevilla Este. Gracias a su esfuerzo y perseverancia, lograron consolidarse y dar vida a Jechura, una tienda especializada en ibéricos que se ha expandido por toda la ciudad. Ahora, como empresarios de éxito, han decidido aventurarse en el mundo de la hostelería con la apertura de su primer Gulu Gulu.
El restaurante Gulu Gulu destaca por una decoración acogedora y sofisticada. El mobiliario, compuesto por mesas y sillas de madera clara, refleja simplicidad y elegancia, mientras que los cojines dorados con estampados de hojas y los manteles individuales rojos aportan un toque cálido y vibrante. Las lámparas colgantes de estilo tejido artesanal no solo iluminan con suavidad, sino que también evocan un aire rústico y tradicional, en sintonía con el diseño general. Las paredes están decoradas con murales de motivos orientales, como árboles en flor y siluetas inspiradas en el arte asiático clásico, que transportan a los comensales a un ambiente culturalmente rico. Además, los divisores de madera con patrones geométricos y círculos retroiluminados en rojo, que incluyen caracteres chinos, aportan un elemento visual distintivo que refuerza la identidad cultural del lugar. La iluminación juega un papel clave, con luces cálidas integradas en el techo y los detalles arquitectónicos que resaltan tanto los colores como los materiales naturales. El techo, decorado con un sutil patrón, añade profundidad y textura al espacio, mientras que las plantas estratégicamente colocadas complementan el ambiente con un toque de frescura. En conjunto, la decoración de Gulu Gulu ofrece una experiencia visual y sensorial que equilibra el respeto por la tradición china con un enfoque contemporáneo, invitando a disfrutar de su gastronomía en un entorno único y atractivo.
En el menú, se puede encontrar una amplia variedad de opciones diseñadas para satisfacer todos los gustos, comenzando con entrantes cuidadosamente preparados. Entre ellos destacan la ensalada de algas, fresca y ligera (3,90 €), los rollitos Shanghai, en sus versiones vegetarianas (4,90 €) o de ternera y gambas (3,90 €), y las alitas de Pollo Fritas, ideales para compartir (9,90 €). También están disponibles los camarones fritos al estilo japonés (11,40 €) y el filete de pollo frito japonés (12,50 €), ambos con un crujiente perfecto y sabores auténticos. En el apartado de arroces, las opciones incluyen el arroz frito Gulu, con jamón ibérico y gambas (12,00 €), y el arroz cubierto con pollo a la plancha (14,95 €), una propuesta sustanciosa y llena de sabor. Para quienes prefieren los fideos, destacan los fideos Fritos Gulu con gambas (12,80 €) y los fideos de arroz fritos, un clásico lleno de tradición (12,50 €). El menú de dumplings y baos no pasa desapercibido, con opciones como los dumplings de carne y verduras (8,50 €), los Xiaolongbao de carne de cerdo de Shanghai (4ud) 7,80 €, Xiaolongbao de carne de cerdo de Wuxi (4ud) 7,50 €, Xiaolongbao picante con sopa y carne fresca (4ud) 7,50 €, Xiaolongbao de pollo con caldo (4ud) 7,80 €, Xiaolongbao de camarón y cerdo ibérico (4ud) 9,50 €, platillo variado de Xiaolongbao (5ud) 9,90 € y el bao de Shanghái a la plancha, una opción irresistible por su textura y sabor (8,50 €). Para los amantes del wok, hay platos como el pollo salteado picante (15,00 €) y el salteado de verduras (12,00 €), preparados con ingredientes frescos y técnicas tradicionales que resaltan los sabores naturales. De postre, pastel de calabaza dulce o pastel de boniato con relleno de queso dulce 6,90€.
Todo esto puede acompañarse con una selección de bebidas especiales, como las infusiones de Jazmín, Pera o Té, a un precio de 3,50 € cada una, que complementan perfectamente la experiencia gastronómica. Las comandas se hacen a través de una tablet, una manera más ágil e íntima de hacer los pedidos en un restaurante, permitiendo administrar mejor los tiempos. El ticket medio es de unos 20,00€ por persona. El menú ofrece una combinación equilibrada de platos tradicionales y modernos, garantizando una auténtica experiencia de sabores asiáticos. Comida china con productos frescos, con especialidad en Dim Sum, caldos y carnes. Gulu Gulu es el primer local en España, pero estamos seguros que su expansión es inminente.