Avenida de Alemania, 46, 41012 Sevilla
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A menudo me preguntan cómo me llega el aviso de la apertura de los bares y restaurantes de los que escribo. La verdad es que la información llega de diversas fuentes: Ya sea por medio de la prensa especializada, vídeos compartidos por los propios clientes, recomendaciones de amigos, agencias de publicidad, entre otras formas. Conocí Poderío Taberna Picaresca a través de las valoraciones de Google. Y es que hay un buen número de reseñas que hablan maravillas sobre este nuevo local de Los Bermejales. Algunos lo describen como un “increíble descubrimiento”, destacando la excelente calidad de la comida y el trato cercano de los camareros. Hay otros que destacan la atención del personal, calificada de 10, y varios coincidieron en que repetirán sin dudarlo. Otros resaltaron la comida innovadora y variada, ideal para disfrutar en familia o con amigos. Además, la relación calidad-precio fue otra de las cualidades apreciadas por los comensales. Todos coinciden en que el lugar tiene un ambiente acogedor, el servicio es excelente y la comida es para repetir. Pues con esas credenciales, solo nos quedaba coger rumbo a Los Bermejales para contaros nuestra experiencia de primera mano, pero ya os adelanto que estoy de acuerdo con todas las reseñas, ya que ha sido de los locales que más me han gustado entre los últimos que hemos visitado.
Rubén Muñiz y Cristian Arcas son los encargados de dar vida a esta aventura, que nace de forma natural a partir de la amplia experiencia adquirida por estos dos jóvenes hosteleros en otras empresas del sector como Burro Canaglia, a los que gran parte del equipo han estado vinculados. A pesar de que los comienzos fueron desafiantes, Cristian y Rubén pusieron en marcha este proyecto el 22 de diciembre, con la firme convicción de crear algo divertido y original. Al no contar con grandes recursos para su inversión, todo lo que podéis ver al cruzar la puerta, desde la obra hasta la decoración, ha sido hecho a mano por ellos mismos. En Poderío Taberna Picaresca, se esfuerzan por evocar la atmósfera nostálgica de los bares tradicionales, fusionada con un toque renovado que aporta frescura y estilo sin perder la esencia. Su objetivo es ofrecer una experiencia agradable en un local acogedor, ideal para disfrutar en buena compañía mientras se saborea una cerveza fría o se exploran sus tapas y platos clásicos con un giro moderno y sin artificios. Emprendedores que valoran tres pilares fundamentales: el producto, la cocina de cercanía y el sabor, buscando siempre un comer con cariño, sin exceso de pretensiones pero con mucha historia detrás. La decoración combina un estilo rústico y moderno, con elementos acogedores y tradicionales. Destacan los arcos de ladrillo visto, que aportan un aire cálido y evocador de antiguas tabernas. El mobiliario mezcla sillas tapizadas con mesas de mármol oscuro, creando un contraste elegante. Los platos de color ámbar sobre las mesas añaden un toque vintage. Destaca la bonita barra de servicio con un barandal de herrería delante. Además, hay detalles en madera, como estanterías y muebles, que refuerzan la sensación artesanal. En conjunto, es un espacio acogedor, elegante y con un aire andaluz contemporáneo. Fuera, una fachada con una herrería que recuerda al Puente de Triana y la terraza que se abre a Los Bermejales para atender a sus vecinos los días de sol.
Al frente de los Fogones encontramos a Esther Guerrero, que conocimos en Hummo, y que trabaja una carta con desayunos originales, una especialidad con la que intentan diferenciarse. Pero su punto fuerte es la cocina de cercanía y el placer de disfrutar de la comida casera, con alternativas frescas y diferentes. La carta está cargada de ilusión e inspirada en platos tradicionales de nuestra tierra. En la sección de “Despensa y Laterío”, destacan los chicharrones fritos (3,80€), queso de Elizondo (3,80€) o boquerones en vinagre (3,80€). En “Chacinas y Quesos”, se encuentran el lomo ibérico de presa (3,50€), salchichón ibérico (3,50€), queso semicurado (3,80€) y la tabla de chacinas y quesos (16,00€). Bajo “Amor al Empezar”, ofrecen un extraordinario torrezno de Soria con salsa oriental (5,00€), croquetas caseras (3,80€), ensaladilla de gambas al ajillo o rusa clásica (3,70€), bastones de berenjena y alcachofas fritas (6,50€), tortilla de patata hecha al momento (6,00€), revuelto de morcilla con alcachofas fritas (7,00€) y tartar de solomillo de vaca sobre pan brioche (5,50€). En la sección “Con Huevos”, hay opciones como huevos rotos con atún (6,50€), con gambas (8,50€) o huevos rellenos (3,80€). En “Del Mar”, ofrecen bacalao en tomate (5,00€), sepia a la plancha rellena de carrillera (5,00€), mojama de atún (12,50€), brandada de bacalao (3,80€) y gambones en tempura (8,00€). En “Carnes”, destacan la presa ibérica de bellota al vino dulce (11,00€), solomillo al whisky (4,50€), costillar asado con chimichurri (15,00€) y rabo de toro al vino tinto (5,50€). En “En Pan”, se pueden degustar pan brioche con solomillo (5,50€), tosta con atún (5,00€), pan brioche con carrillera (5,50€) y matrimonio de boquerones con anchoas y sofrito casero (5,00€). Nuestra comida para tres 66,20€, un precio extraordinario para lo que ha llegado a la mesa.
La idea es que cada cliente se adentre en una aventura gastronómica donde no se sepa exactamente qué esperar, pero salga con un plato favorito, convirtiéndolos en un referente en la ciudad. Poderío Taberna Picaresca se presenta como una alternativa completa, ofreciendo desayunos, comidas y cenas, además de un menú semanal de lunes a jueves con platos caseros y de cuchara, siempre con precios razonables y recetas tradicionales. La recomendación del boca a boca es esencial para ellos, trabajando con originalidad en redes sociales para fortalecer sus reseñas positivas, buscando conectar con la gente a través de experiencias únicas. En Poderío permanece la esencia de taberna de barrio. Como ellos mismos dicen “Buscamos amigos y personas dispuestas a enamorarse de las pequeñas cosas de la vida, porque en Poderío, cada plato cuenta una historia”. Pues aquí tienen un nuevo amigo. Definitivamente, un sitio de visita obligada en Los Bermejales.