conTenedor

Poco queda por decir de este local que no se haya dicho ya. Slow food restaurant, eso nos encontramos en la fachada de este establecimiento de la calle San Luis. Comer sin prisas para disfrutar de la experiencia. Javier e Ignacio Llinares son los ideólogos de este oasis gastronómico. La carta cambia casi completamente cada día. Se trata de buscar en el mercado productos de temporada y decidir el menú. Eso os da una idea de la linea que siguen a la hora de trabajar. Pero también podéis encontrar pescados frescos, carnes, ensaladas… Platos para compartir entre 15 y 18 euros. No tienen tapas. Nosotros en esta ocasión pedimos para cuatro el tartar de salmón con mango y aguacate, pulpo asado con wok de verduras al curry, gambones al ajillo con fideuá de marisco y pesto de albahaca y cerramos con su afamado arroz con seta y pato.

Tataky de ciervo con aliño de ciervo y fruta de temporada, tallarines caseros con carrillada ibérica, chuletas de cordero con cous-cous de avellana  o cualquiera de sus postres como el bizcocho de queso curado con helado de crema, salsa de manzana reineta, vinagre balsámico y romero. Recetas de largos enunciados que suenan de lo más sugerente y saben de maravilla, en este rincón del distrito “Casco Antiguo” de Sevilla. Una gran carta con infinidad de referencias de vinos remata una comida muy agradable. Las paredes están llenas de obras de arte y el chico que nos atiende es amable y profesional.