Abacería Casa Julio

Calle Lisboa 262, 41006 (Cerro del Águila) Sevilla
Teléfono: 619 51 57 82

Sobrevivir al paso del tiempo como pequeño negocio de hostelería puede ser un desafío, pero hay algunos secretos que pueden ayudar a mantenerse exitoso a lo largo de los años: Mantener la calidad (Ofrecer productos de calidad es fundamental para ganarse la fidelidad de los clientes). Precios populares (Calcular los costos de los ingredientes y materiales para trabajar con márgenes ajustados y poder bajar el precio final). Atención al cliente (Brindar un excelente servicio al cliente y crear una experiencia positiva para quienes visitan el negocio puede marcar la diferencia en la fidelización de los clientes). Abacería Casa Julio cumple todas las condiciones para haber sobrevivido al paso del tiempo. Hoy vamos a homenajear a uno de esos hosteleros de raza que aún siguen peleando por salir adelante cada día en nuestra ciudad. Nuestro protagonista se llama Julio Gracia Díaz, un profesional que lleva cuatro décadas haciendo felices a sus clientes. Descendiente de tendero, este sevillano del Cerro del Águila estuvo trabajando en el negocio familiar durante 20 años para dedicarse después a la hostelería. Ahora se acerca a la jubilación detrás de un mostrador, como ha hecho toda su vida.

Los antiguos tenderos de Sevilla eran comerciantes que desempeñaban un papel fundamental en la vida cotidiana de la ciudad. En sus tiendas, que a menudo eran pequeños establecimientos familiares, se podía encontrar una amplia variedad de productos locales, desde alimentos frescos, hasta artículos de uso diario y utensilios domésticos. Estos profesionales actuaban como intermediarios sociales, ya que solían conocer a todos los vecinos del barrio y servían como punto de encuentro. Aunque la llegada de grandes cadenas de supermercados ha cambiado el panorama comercial en Sevilla, muchos todavía recuerdan con cariño a los antiguos tenderos y valoran su contribución a la comunidad local. Su legado perdura en la memoria colectiva de la ciudad como ejemplo de cercanía, calidez y servicio personalizado. Este era el caso de Francisco Gracia, padre de Julio. Un sevillano que estuvo luchando en la Guerra Civil con la “Quinta del biberón”. Al volver a casa montó El Rancho, una tienda de comestibles situada en la calle Juan de Ledesma. Allí estuvo Julio durante años ayudando a su padre, hasta que abrió la Cervecería Santa Marta en el Parque Alcosa. Hace 14 años volvió a su barrio para poner en marcha Casa Julio, una pequeña abacería que comenzó sirviendo cerveza y alguna tapa sencilla y fue creciendo con los años hasta convertirse en la abacería más solicitada y conocida del Cerro del Águila.

Abacería Casa Julio tiene un cartel en la entrada que se entiende cuando cruzas la puerta. El cartel dice “Aforo limitado”, avisando que en los cuatro días que abre a la semana, este pequeño local del Cerro esta siempre lleno de público, siendo imprescindible llamar para reservar alguna de sus mesas altas. La decoración es una de las cosas que más llaman la atención de este establecimiento de barrio. Las paredes están forradas de imágenes cofrades, con los titulares del Cerro (Nuestro Padre Jesús de la Humildad y Nuestra Señora de los Dolores) y la imaginería más representativa de nuestra Semana Grande. Una decoración que hace las delicias de todos los cofrades que acuden al local. El mostrador, abarrotado de productos, no deja casi hueco para ver a Julio cortando chacina y preparando las tapas. Como decía mi amigo Carlos Doncel en su artículo dedicado a las abacerías “Estos híbridos de tienda y bar, tienen un aspecto común indispensable: vender algunos de los productos que puedes tomar allí. Por lo general, salazones, embutidos, chacinas, quesos y conservas, que conforman la carta clásica de un local de tapas informal, el catálogo variado de un peculiar ultramarinos”. Abacería Casa Julio mantienen la pureza de esos negocios de antaño que tanto nos gusta descubrir.

La oferta rompe todos los esquemas en relación a lo que se suele pagar por una tapa en nuestra ciudad. Cuando estaba tomando la primera cerveza me vino una pregunta ¿Cómo se puede permitir estos precios? ¿Cuál es la ganancia de este hostelero?. Julio me contó que el secreto está en elegir bien a los proveedores y en hacer un buen escandallo de los productos, calculando los costos de los ingredientes que utilizas en la elaboración de cada uno. Se debe tener en cuenta las cantidades exactas de cada componente, así como los precios de compra de cada uno. Luego, se suman todos los costos para obtener el costo total de producción de cada producto. Son pocos los negocios que hacen un buen escandallo de sus productos, y eso repercute en el precio que le llega al cliente. Eso, y que muchos empresarios juegan con márgenes de ganancias desorbitados. Claro ejemplo son las tablas de Casa Julio: La Cachorro son 12 panes con caña de lomo, jamón y queso viejo por 3,50€, la tabla Triana son 10 panes con base de jamón mezclado con bacalao, cabrales, anchoas, queso viejo y salmón por 4,90€. La tabla Macarena son 10 panes con anchoas, queso con salmón, melva con pimientos asados, queso con anchoas y almendras por 4,50€. Chacinas variadas, con paletilla, queso, chorizo picantón, salchichón y caña de lomo 3,90€. Las tapas individuales son igual de baratas: Dos panes de huevas de bacalao con mayonesa o de boquerones en vinagre 1,00€. Pero podríais pensar que el precio está relacionado con la falta de calidad. Nada más lejos de la realidad. La materia prima de Julio es de gran calidad; Chacina de Monesterio o de los principales Cash de Sevilla, quesos manchegos, manzanilla de Sanlúcar, vinos de pitarra extremeño… El mismo busca sus productos para mantener la calidad de su oferta.

Seguro que habéis sido testigos del cierre en vuestro barrio de un comercio tradicional o una tienda de comestibles. Muchos de estos negocios han cerrado o han sido reemplazados por otros establecimientos más modernos. En cierto modo, los verdaderos responsables del cierre del comercio tradicional somos nosotros, los propios consumidores, que hemos abandonado a su suerte a los últimos representantes de la hostelería secular sevillana y los hemos sustituido por otros en nuestros hábitos de ocio. Es muy difícil encontrar comercios de este estilo, y tristemente, muchos de los que hay, van cerrando, o aguantan hasta la jubilación de sus propietarios, sin que haya una sucesión. Supe de la existencia de este local por Andalucía Directo, y me alegro de verdad haber ido a conocerlo, porque Abacería Casa Julio es sobre todo autenticidad. Uno de esos locales de barrio que debería ser casi obligatorio moralmente visitar, para conocer de primera mano cómo este veterano continúa en la lucha con honestidad y sacrificio, llenando cada día su negocio de vecinos y visitantes. Por eso le damos nuestra enhorabuena y os invitamos a que vayáis a conocer la que posiblemente sea la abacería más barata de Sevilla. Gracias a Julio y su equipo por la hospitalidad. Que sigáis por muchos años.

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