Calle Coral, 5, 41009 Sevilla
Teléfono: 955 21 09 72
Sevilla es una ciudad bonita: por su gente, sus calles y sus enclaves únicos. Pero por más que conozcas la ciudad, siempre terminas por encontrar un nuevo rincón que rezuma encanto. Hoy os mostramos un local a tener en cuenta si lo que queréis es probar cosas nuevas y diferentes. Mi últimos artículos han estado en su mayoría dirigidos a las grandes aperturas que se han producido en la capital al final del pasado año, pero los locales que más me motivan desde que comencé a escribir son aquellos que no se publicitan en las grandes plataformas en la red. Son rincones diferentes y auténticos que a pesar de no prestar demasiada atención a detalles superfluos como la decoración o la iluminación, presentan una cocina casera, honesta y sabrosa.
Al entrar en un restaurante, el cliente tiene que sentir que le están contando una historia. Que hay una coherencia entre la carta y el servicio. Sin concepto, los clientes se sentirán confundidos y será más complicado que recuerden un restaurante. El concepto de Arroz Blanco está muy claro desde que te sientas a escudriñar la carta. Platos caseros y auténticos, servidos en un humilde comedor de cocina peruana escondido en pleno barrio de la Macarena. Un espacio que en sus diez años de vida ha alcanzado la madurez necesaria para que el boca a boca lo esté llevando a todos los seguidores de esta maravillosa cocina.
Sevilla es una ciudad abierta a la migración y son muchos los vecinos de países latinoamericanos que viven en nuestra ciudad, y más concretamente en el barrio del Cerezo. La Macarena es un barrio multicultural que acoge a un colectivo que ha pasado de ser una migración económica temporal, a unos vecinos integrados con voluntad de nacionalizarse y quedarse con nosotros. Miroslava y Luis llegaron hace 14 años a España procedentes de Pueblo Nuevo de Colán y La Huaca, dos distritos de Piura, uno de los veinticuatro departamentos ubicado al noroeste del país que forman la República del Perú.
Estamos en un coqueto bistro peruano regentado por este matrimonio que se reparten las labores del negocio. Luis se encarga de atender en sala y Miroslava es la responsable de la cocina y apasionada de una de las gastronomías más variadas y exquisitas del mundo. Dos amables anfitriones que os explicaran la carta a los que no estáis muy versados en cocina peruana. Arroz Blanco es un espacio de decoración sencilla, paredes blancas y suelos de terrazo imitando madera, sillas cómodas de estilo nórdico y una capacidad de unas 20 personas, con cuatro mesas de 4 personas y cuatro mesas de 2 personas. Un local pequeño donde se escucha el ajetreo de la cocina y el ruido de la batidora preparando un exquisito pisco sour que aquí se sirve en litro 18,00€ y 1/2 litro 9,00€.
Si desgranamos la carta encontramos los platos más característicos de la cocina andina y alguno que no conocíamos. Cebiche mixto de marisco y pescado, cebiche de pescado, tiradito, choritos (mejillones) a la chalaca, pescado encebollado, sudado de pescado, cebiche caliente, lomo saltado, chicharrón de cerdo, piqueo piurano, un exquisito tacu tacu de lomo saltado, majadito de yuca, anticuchos, aji de gallina, causa marina, causa de pollo o las papas a la huancaína.
Tequeños y yuquitas fritas, chaufa de pollo, chaufa de marisco, tallarines en salsa huancaína, tallarín saltado o tallarines verdes en pesto peruano. Para beber tenéis cerveza Cusqueña o Heineken, jugo de maracuyá 1/2 litro, jugo de maracuyá 1 litro, limonada de 1/2 litro o de litro, sin olvidar el pisco sour. También tienen comida para llevar a casa a través de Glovo o Deliveroo.
No pedimos postre porque la repostera venia de camino hacia España después de sus vacaciones navideñas. De cualquier forma puedo confirmar que Arroz Blanco es un sitio para repetir, porque además de ser realmente amables, cocinan de miedo. Platos súper caseros en un ambiente familiar que es perfecto tanto para ir en pareja como para grupos de amigos. Sabéis que soy un enamorado de esta cocina y antes de conocer este local he recibido varias invitaciones de compañeros para que fuera a conocerlo. Ahora puedo decir que he tardado demasiado. Buen precio, buen trato y buena cocina. No esperéis para disfrutarlo. Os va a encantar. Gracias a Miroslava y Luis por su hospitalidad. Volveremos.