Calle Javier Lasso De la Vega, 14 41002 Sevilla
Teléfono 955 05 56 60
En la actualidad pedimos a los cocineros una cualificación técnica imprescindible para poder elaborar procesos con precisión y destreza, y ser capaces de descifrar distintos tipos de cocina, aportando una visión más personal. El cliente quiere vivir una experiencia única, y eso comienza teniendo en cuenta factores que van desde la decoración y el ambiente del lugar, la presentación de los platos, sin dejar de lado el servicio de los camareros y un sinfín de detalles que generan un entorno propicio e incitan a volver. Ya han pasado cuatro años desde que se puso en marcha este proyecto de Patricia Moliner y Rafael Liñán, algo muy complicado si tenemos en cuenta que han tenido que atravesar el desierto de la pandemia. Estos dos jóvenes chefs amantes de la gastronomía se conocieron en los fogones del restaurante Calima (Marbella), de Dani García. Posteriormente han trabajado juntos en las cocinas de reconocidos restaurantes en Barcelona, Londres o en el Heart Ibiza, de los hermanos Adrià y Guy LaLiberté en Ibiza, entre otros. Al llegar a Sevilla se hicieron cargo de la carta del restaurante María Luisa del Hotel Mercer en la calle Castelar, donde estuvieron hasta 2019, año en el que optaron por dar vida a este establecimiento, que a día de hoy se ha consolidado como uno de los restaurantes más interesantes del centro de la ciudad. El objetivo Barra Baja siempre ha estado centrado en la calidad y la creatividad de su oferta, para ofrecer a los clientes la mejor experiencia culinaria posible.
El nombre del local hace alusión a la distribución del espacio, donde lo primero que llama la atención es la barra baja con sillas delante de una cocina abierta frente a ocho comensales. Algunas mesas repartidas por el recinto con capacidad para unas 24 personas decoran un espacio luminoso de grandes cristaleras con una barra a la entrada donde se elaboran cócteles con base de vinos del Marco de Jerez. Decoración sobria, donde predominan los colores neutros, muebles de líneas sencillas en colores tierra con algunos detalles en blanco y negro y un piso porcelánico, rematando el conjunto con algunas plantas naturales. La cocina indie de Barra Baja dista mucho de ser un catálogo remozado de un recetario canónico de esos que asustan un poco a los no iniciados. De hecho, su propuesta desenfadada es su mayor virtud: recetas concebidas para brindar a sus comensales un homenaje a los productos andaluces. Pero la base de la propuesta gastronómica de Barra Baja no solo surge de la tradición, sino de un conocimiento de nuevos platos y técnicas que hacen que Patricia y Rafa, tengan una manera muy personal de mostrar nuestra gastronomía, con un showcooking de cocina en directo donde estos cocineros, sartén en mano, elaboran sus platos delante de los ochos comensales que tienen delante, para convertir la experiencia de comer fuera en algo divertido, original y más participativo. Aquí se presta atención a la imprescindible tradición, a la contemporaneidad, y por supuesto, a la vanguardia.
No existe mejor celebración del tiempo transcurrido que poner al día su carta, presentando algunas novedades que han incorporado. Las brasas siguen siendo protagonistas de muchos de sus platos, ya que en ellas elaboran desde productos de la huerta, hasta pescados y carnes. Un reputado apartado de ostras, que preparan con mantequilla de Jerez 5,00€, al natural 4,50€, con caviar 12,00€ o con vinagreta de pepino y eneldo 5,00€, o sus demandados cogollos braseados con queso de cabra Payoya 9,00€. El carpaccio de tomate rosa aliñado con almendra frita y mojama 15,00€, la crema de calabaza con setas a la brasa 12,00€ y el ramen de algas y setas 8,00€, acaban de recalar en la carta. Otra de sus novedades es la Tortilla vaga de gamba blanca 12,00€, vieira Meunière 8,00€/ud, ensalada tibia de langosta 20,00€, la burrata con caviar 15,00€/ud o el rabo de toro 20,00€. Son inamovibles de su carta algunos clásicos más que consolidados el carpaccio de cigala 15,00€ o el steak tartar de vaca Retinta 22,00€, junto a carnes como el abanico ibérico 20,00€, lomo alto de vaca (400gr) 25,00€ o el arroz meloso de pato 20,00€. Y por último, en la Dulcería, su famoso pan con chocolate y AOVE 7,00€, limón helado con pistacho caramelizado y ganache de chocolate blanco 7,00€, tarta de queso 7,00€, piña asada 7,00€ y torrija caramelizada con sorbete de naranja 7,00€. Interesante carta de vinos con especial atención a los vinos andaluces y del Marco de Jerez, con unas 60 referencias que huyen de lo comercial y hacen un recorrido por 32 denominaciones de origen. Entre ellas, destacan los vinos andaluces donde se incluyen 11 referencias de 5 denominaciones; además de 13 referencias de vinos generosos, siendo copeables prácticamente todas ellas.
Termina el año y es momento de hacer balance. La capital andaluza vive un excelente boom culinario y en los últimos años se presenta como uno de los destinos españoles más apetecibles. Este espacio ha evolucionado hacia una comida que no solo es sabrosa, sino que es directa, sana y creativa, pero sin estridencias, sencilla en apariencia, pero complicada en su elaboración. Una propuesta honesta que enraíza con los sabores de siempre, y que convierten a Barra Baja en uno de los restaurantes imprescindibles si queréis estar al día de una oferta gastronómica sevillana que no para de crecer. Estamos delante de dos chefs generadores de tendencias; creadores de experiencias. En estos cuatro años les han pasado muchas cosas, pero lo más importante es que estos dos profesionales mantienen intacta la ilusión. Barra Baja es en el 2024 la plasmación de un proyecto que se sustenta sobre los sobrios pilares de la experiencia y la ilusión, sobre lo ya edificado y la emoción de lo que está por venir. Siempre nos ha sabido a poco nuestro paso por este interesante local. Por eso no podéis dejar de conocerlos. Gracias por hacernos felices durante estos cuatro años. A por muchos más años de éxito. Absolutamente recomendable. (Las fotos buenas son de Somos Adobo y José María Casco).
Reserva para el día 5 previo al día de Reyes, a las 14:30. Cuarta vez que voy a éste restaurante, la primera vez poco después de abrir, mi pareja y yo, luego repartido en el tiempo hemos llevado en dos ocasiones a amigos Esta vez llevamos a nuestros 2 hijos (mayores), es la primera vez en mi vida que voy con toda la ilusión y me veo en la obligación de devolver 3 platos, le había hablado a mis hijos que de los restaurantes top de sevilla Barrabaja tiene un plato espectacular : el carpaccio de cigalas. Por supuesto lo pedimos. Me extrañó la tardanza en servir los platos, excepto éste primero, mi hijo me hizo una señal para que mirase atrás a la cocina, y el horno estaba completamente cubierto en llamas, y una “camarera” sacaba los platos con las pinzas y discutía con un ayte. de cocina, el local se impregnó a olor a carbón y gas. Poco después aparece el primer plato de mi hijo de chuletas de cordero completamente carbonizadas, tal cual lo describo. Pedimos que se cambie. El siguiente (noten que no nos sirven las comandas a la vez) es el de alcachofas con portobellos, lo pruebo y el olor a gas es insoportable de las mismas. Lo devuelvo, y le pido que me lo traigan sin ése sabor a carbón y gas.
Entonces traen 2 steak tartar que están muy bien, aunque en el hueso donde se sirve también tenía un leve sabor a carbón (no de leña sino de carbonizado).
Me traen rápidamente de nuevo el plato de alcachofas y además del mismo olor supongo que por las prisas también estaban sin terminar de hacer. Desisto y pido el pescado del día, la lubina no me la recomiendan y me sugieren el rodaballo con espinacas, tras traerlo se deja comer, poco hecho pero ya no iba a reclamar más. También decir que aunque al principio pedimos vermús y cervezas, como vino le dije a la chica que quería un cava brut nature y me preguntó que si estaba bien el Tattinger, le recordé que eso era champán no cava.*? En fín, es una suposición mía, pero creo que acertada que no estaban ni el chef ni la jefa de sala como en otras ocasiones, si estaban de descanso o de viaje, a lo que por supuesto se tiene perfecto derecho, es a la opción de que si no se dispone del equipo que pueda defender el restaurante quizá es mejor no abrir esos días.
Resumiendo, con la ilusión que llevé a mis hijos después de saborear otros buenos sitios y en los que no he tenido nunca problemas tipo al Sobretablas, el Gallinero de Sandra, el Traga, etc., etc., etc, etc. salí con una sensación de frustración total, mi intención al principio era quedarme allí para los cócteles como postres, pero ya no tenía ánimo para seguir allí.