A-398, 41510 Mairena del Alcor
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“Lo que en principio fue una sencilla taberna de camino, en la carretera Alcalá-Mairena del Alcor, se acabó convirtiendo en la Venta Los Cheles, en el inicio de los setenta, con su placita de toros y un estupendo ambiente, paradero de cantaores, toreros, galgueros, políticos y recios hombres del labrantío”. Así comienza un artículo de Manuel Bohórquez publicado en el Correo de Andalucía y dedicado a esta bonita finca de cuatro hectáreas, con unas vistas estupendas, que ha sido testigo de furtivas fiestas donde te podías encontrar con Camarón de la Isla, Lebrijano o su primo Pedro Bacán buscando la última copa de la noche o el primer café de la mañana. Reuniones de cabales “de las que ya no hay“, con la autenticidad y la licencia que surge en una fiesta íntima de “comunicación circular”, en la que todo estos grandes artistas se divertían, cantaban y bailaban, sin conciencia de la existencia de oyentes o admiradores. En ese contexto surgen elementos de comicidad y de erotismo que hoy son muy difíciles de encontrar. Y es que como decía el gran Antonio Mairena, “el buen cante jondo perdía su esencia en los teatros”. Los cafés cantantes, las ventas y los colmados, eran los verdaderos motores creativos de la época.
La actual Casa Orellana forma parte de una tradición muy sevillana: restaurantes a pie de carretera que son conocidos bajo la denominación popular de ventas. El último negocio que estuvo funcionando en este local fue la Venta El Kiki, que permaneció abierto hasta hace unos años, cuando la Junta declaró el edificio en ruina. Era complicado que alguien se aventurara a restaurarlo para hacerlo renacer de sus cenizas y volviera a estar lleno de vida. Pero el Grupo Eaters, con la ayuda de Marga Losada, se han encargado de devolverle la vida a los restos de piedra y cemento de esta hermosa venta. Este grupo hostelero realiza labores de catering y diseño de proyectos gastronómicos, y es la empresa matriz de esta aventura capitaneada por José Blanco Orellana (Socio fundador), Curro García (Director Operaciones) y Michel Reynaud (Chef Ejecutivo). El cuidadoso proceso de recuperación patrimonial y rehabilitación llevado a cabo sobre la antigua venta, ha dado lugar a un espacio de hostelería y ocio único en la provincia, que permite al público disfrutar de un icónico ejemplo de arquitectura andaluza extraurbana muy ligada al paisaje natural. La restauración ha tardado cuatro meses en completarse, pero cada segundo hasta el 22 de mayo (día de la apertura) valió la pena, ya que se ha convertido en un espacio lleno de historia, y sin duda, de auténtico disfrute.
Al atravesar la puerta de entrada, el visitante se adentra en un lugar pintoresco de paredes encaladas y suelos de losa blanca de piedra caliza que proporciona un ambiente rústico y luminoso. Casa Orellana está integrada por distintos espacios conectados entre sí por un patio central con un bonito pozo. Aquí el público tiene a su disposición distintas opciones de acomodamiento en mesas altas y bajas, barras y contrabarras, donde disfrutar de sus consumiciones bajo techo, al sol o en semisombra. El patio está adornado con macetas de geranios, árboles encalados, lámparas de ratán y techos de caña. Al fondo Michel trabaja las carnes con enorme parrilla con tres barbacoas. Por la noche el patio se engalana con guirnaldas de luces y un pequeño escenario para actuaciones en directo. Capazos y cabezas de toro de estarto decoran la entrada al comedor. Los nuevos propietarios estaban interesado en asegurar que también el interior conservara las características históricas de la casa. Las paredes del refectorio están pintadas en verde carruaje, con techos de madera y cuadros de motivos taurinos o dedicados a Antonio Mairena, además de la cabeza de un novillo lidiado por Pablo Aguado. Mesas con mantelería de rayas y sillas de terciopelo rojo. Una decoración donde predomina la elegancia y la sencillez, y donde se mezclan estilos con mobiliario antiguo y actual, y con el uso de materiales nobles y naturales.
Eduardo Vergara, jefe de cocina de Casa Orellana, es un cocinero bien formado y consolidado, que estudió en el Instituto Heliópolis de Sevilla, trabajó en el Casino de Cataluña y en Carmona, además de dos años en la cocina del Hotel Bécquer de Sevilla. Se fue a Londres durante cuatro años para trabajar en el restaurante del hotel Sheraton Park Tower. Pero su principal deseo era volver a España, y concretamente, a El Viso del Alcor. Cuando regreso a casa, abrió un negocio de tapas innovadoras en su pueblo, que estuvo funcionando más de12 años. El dinamismo e interés de Eduardo por seguir avanzando en la cocina, lo han llevado a hacerse cargo de los fogones de este nuevo establecimiento, diseñando junto a Michel, una carta dinámica que gira en torno a lo mediterráneo, y que pone de manifiesto su conocimiento de los diferentes estilos culinarios del mundo. Entrantes como los Espárragos con Corvina, Tomate con Melva, Salpicón de Gambas, Mejillones Tío Pepe o Ensalada Cesar 12,00€. Platos cocinados como los Dados de Solomillo, Tartar de Atún Rojo, Atún Rojo estilo Sanlúcar 17,00€ o Huevos con gambones al ajillo. De fritos, Croquetas de buey 8,50€, Corvina frita con tartar, Aceitunas empanadas 6,00€ o Somosas de Edu. A baja temperatura tenéis Costillar Black Angus, Pollito o Costilla de cerdo XXL. Pescados a la parrilla como la Pata de Pulpo, Calamar de potera, lomo de Corvina o Espeto de Langostinos. Para los carnívoros, un exquisito Solomillo Cora de Black Angus 28,00€, Chuleta Black Angus, Lomo bajo, Pluma Ibérica, Chistorra o Bandeja de lagarto con papas. Opciones para los peque como el Hot Dog, Quesadilla o Mini Pizza. De postre buñuelo de chocolate caliente o tabla de quesos. Y para acompañar tragos como la michelada 3,80€ o margaritas 4,50€. Nuestra cuenta para tres personas fue de 90,80€.
Me parece admirable que no hayan permitido que esta vieja venta de carretera se convierta en escombros. Casa Orellana es una apuesta ambiciosa y decidida, que busca volver a situar en el mapa este fabuloso establecimiento. Quedan cosas por pulir aún, por supuesto, pero tienen todos los mimbres para convertirse en un restaurante de referencia de la comarca. Y es que la importante apuesta de esta empresa de catering, unido a un enclave privilegiado, añade un sinfín de posibilidades a este proyecto. Seguiremos con atención su trayectoria. Como le dijo Juan Talega a Mairena: « En la Venta de Los Cheles canto yo mejor que tú los cantes de La Roezna». No estaría mal que estos dos grandes artistas pudieran pasarse por Casa Orellana a echarse un cantecito. Seguro que les habría gustado ver que sigue teniendo la misma esencia de antaño. Mucha suerte a todo el equipo de Casa Orellana y gracias por vuestra hospitalidad.