Avenida Manuel García Gómez, 4, 41807 Espartinas, Sevilla
Teléfono: 954 11 36 11
Ya van por 39 años lo que este clásico de la restauración sevillana lleva dando de comer a los clientes que se acercan a Espartinas. Primero fue Ramiro el patriarca el que dirigía el negocio y tras su fallecimiento su hijo se encarga de conducir este restaurante que se ha convertido en uno de los espacios de referencia en la comarca gracias a sus productos frescos y a la calidad de sus mariscos, pescados y carnes. Cocina mediterránea tradicional y de mercado, muy apreciada por chef y entendidos sevillanos. Casa Ramiro es ese tipo de establecimiento regentado por una familia o saga familiar que llevan años dedicándose a cocinar, ofreciendo unas propuestas caseras y de la tierra que nunca defraudan, además con precios razonables, algo por encima de la media.
Después de recibir en repetidas ocasiones la recomendación de conocer este local que está cercano a mi casa, llego el día para probar este señero negocio. Llegamos a las 13,30h sin reserva un día entre semana (error), por ser temprano nos hacen el favor de dejarnos una mesa. Da igual el día, aquí no podéis llegar sin reserva porque no son muchas las mesas y se llena casi siempre. Una fachada de ladrillo visto con un toldo que anuncia su nombre. Al entrar encontramos un salón diáfano con capacidad para unos 50 comensales y con un mobiliario de hostelería tradicional basado en épocas pasadas, que utiliza la madera como material estrella. Uso de tonos crema tanto para el mobiliario y la mantelería, además de objetos de decoración con motivos marineros y cuadros con imágenes religiosas. Un estilo que busca la elegancia para conseguir que el cliente se sienta como en casa.
Si decimos que estamos ante uno de los mejores restaurantes del Aljarafe, no estoy exagerando. Da igual las veces que vayáis, en Casa Ramiro se incorporan a diario nuevos platos a su carta dependiendo del mercado, así que en cada comida podéis probar platos diferentes, aunque tienen clásicos con los que siempre podéis contar. Aquí no os van a traer la carta a la mesa para poder elegir, aquí la carta se canta. Si queréis tener idea de los precios los podéis ver en una pizarra junto a la barra que se reescribe sobre la marcha.
Una carta basada más en el pescado que en la carne, de hecho uno de sus platos estrellas son los “bartolitos” que son unos riquísimos bastones de mero. Cualquier plato que os pidáis os va a encantar: Mejillones 12,00€, pimientos rellenos 12,00€, pulpo a la gallega 15,00€, pastel de cabracho 12,00€, acedias 12,00€, salmonetes 12,00€, pez araña 10,00€, huevas plancha 12,00€, salteado de tirabeques con atún rojo 13,00€, zorzales en salsa 11,00€, arroz negro 10,00€, pochas con cordero 12,00€, papas con chocos o puntillitas 14,00€.
Continua la carta con la cazuela de pescado 15,00€, herreras 15,00€, atún rojo 18,00€, bacalao con tomate 15,00€, chocos plancha 12,00€ o corvina 18,00€. Nosotros tomamos unos cangrejos fritos sin cascara sobre tempura de verduras que estaban buenísimos. En el tema carnes encontramos estofado de jabalí 13,00€, carrillada 13,00€, solomillo de la casa 16,00€, San Jacobo 15,00€, Ternera Retinta 20,00€, punta de solomillo 13,00€, novillo argentino 20,00€, pluma ibérica 14,00€, cuello y pecho de cordero guisado o cochinillo asado 18€. No dejéis de probar el lacón con grelos (cuando lo tienen). Posibilidad de medias raciones si queréis catar más platos. Si llegáis al postre, pedir su fantástica milhojas es una obligación.
Carta de vinos tradicional, claramente mejorable. Nos apetecía un tinto de la tierra pero su oferta se asienta en las clásicas tres erres, Rioja, Ribera y Rueda. Terminamos probando un Rioja que se llama Lan, un crianza complejo con aromas a fruta madura que nos gusto. El servicio es atento y agradable, eso sí, cuando se llena se ralentiza un poco, algo lógico por otro lado. El precio es algo elevado, a nosotros nos costó 56,00€ para dos personas. Los platos no destacan por su cantidad, aunque la calidad lo compensa con creces. En definitiva, si queréis comer bien y probar el verdadero sabor del producto fresco, Casa Ramiro es una apuesta segura. Repetiremos sin duda.