Avenida de Kansas City, 80, local 27, 41007 Sevilla
Teléfono: 640 91 93 46
La Chicha es el nombre que reciben diversas variedades de bebidas derivadas principalmente de la fermentación no destilada del maíz y otros cereales originarios de América; aunque también, en menor medida, se suelen preparar a partir de la fermentación de diferentes cereales y frutas. Tiene versiones sin alcohol o con leve a mediana graduación alcohólica. Chicha es también el nombre elegido por Marcos Javier Vergaray para su pequeño y acogedor restaurante peruano abierto hace tres semanas junto al parque Gran Vía. Marcos es un chef nacido en Lima, que lleva casi dos décadas en Sevilla trabajando en locales tan emblemáticos como María Trifulca, donde estuvo de segundo de cocina. Estamos en un restaurante con una propuesta cargada de nuevas texturas y contrastes, pensados para darnos a conocer la cultura del país andino. Originalidad, variedad, aroma y sabor. Esas son algunas de las razones por las que la cocina peruana es reconocida como una de las mejores expresiones gastronómicas del mundo. Así lo indica la resolución que la proclama como Patrimonio Cultural de la Nación. Me declaro fan incondicional de la cocina de Perú. Sus platos están llenos de sabores que reflejan la rica diversidad cultural y geográfica del país. Por eso siempre es buen momento para conocer un nuevo establecimiento de cocina peruana en Sevilla.
Chicha esta a la espalda de la Avenida de Kansas City, en la zona peatonal que se abre al parque en Santa Clara. El GPS os llevara a las puertas del Banco de Santander, pues Chicha esta justo detrás del edificio. Os cuento esto porque tardamos algo en entenderlo. Llegamos de noche para evitar el calor y la terraza estaba llena. Habíamos reservado mesa fuera y nos sentamos junto al local. Rápidamente uno de los jóvenes camareros llegó para tomar nota de las bebidas. Carlo Andre Crisanto, un limeño de Bellavista (Callao) que estudia un Máster de Caminos, Canales y Puertos en Sevilla desde hace un par de años, estaba atendiendo la barra, mientras Marcos (su cuñado) andaba atareado en una cocina abierta a sala con una ventana de servicio. El espacio es pequeño, con una atmósfera íntima, acogedora, que te hace sentir como en casa. Colores cálidos que van desde el blanco de los azulejos hasta los tonos tierra de la madera, dando sensación de amplitud. Una decoración sencilla, con una distribución de mesas acorde al espacio. Concordancia de todos los elementos que conforman la sala, destacando las estanterías retro iluminadas, las lámparas de cuerda, el jardín vertical del fondo o las sillas de piel, sin olvidar la amplia terraza junto al parque, perfecta para comer con niños.
El lado más tradicional de la gastronomía peruana queda plasmado en una carta donde se reconocen recetas tan auténticas y sabrosas como las clásicas yucas fritas 7,50€, croquetas de ají de gallina y de corvina 8,00€, papa a la huancaína 7,50€, tequeños 8,00€, wantanes 8,00€ o alitas orientales y picantonas 8,00€. Platos para picar, como su exquisita causa de pollo o de atún de la abuela 8,50€, causa de langostinos 12,00€ o de verduras 8,00€. Cebiches de pescado 13,00€, de carretilla 15,00€, leche de tigre 11,00€, tiradito de pescado 11,00€ o chicharrón de calamar 12,00€. Anticuchos de la plaza 10,50€ , de solomillo 10,50€ o pulpo anticuchero 13,00€. Los clásicos lomo saltado 14,00€, tallarín saltado 13,00€, arroz chaufa 13,00€, chaufa de marisco 16,00€ o risotto de setas y pollo asado 13,00€. De postre pye de limón o tarta de chocolate 5,00€. Por supuesto, para beber tenéis jarra de chicha morada 7,00€ o cervezas Victoria 2,40€ y Cusqueña 3,50€. Como podéis ver, una carta sencilla, tradicional y con lo necesario para disfrutar de la mejor cocina andina.
Juan Carlos García, miembro de la Academia Andaluza de Gastronomía, decía allá por 2019 que “Uno de los males de la gastronomía es el “chovinismo gastronómico provinciano”, la creencia narcisista de que la cocina propia de “mi” país o región es mejor o superior en cualquier aspecto, denigrando al resto. Lo que en un principio, sin llevarlo al extremo puede ser loable, gastronómicamente se convierte en un peligro que lleva a un “parcelamiento” casi sectario que en ocasiones destruye la “marca” principal, a saber: la gastronomía andaluza popular”. No me gusta el chovinismo, ni en general ninguna forma de orgullo de cuello para abajo. Es importante recordar que en los últimos veinte años España ha evolucionado gastronómicamente de una forma espectacular, pero eso no quita que nos puedan interesar los sabores peruanos, los japoneses o los coreanos, ya que son tan fascinantes de descubrir como los mediterráneos y enriquecen nuestra cultura gastronómica. La gastronomía peruana es una oda a la fusión y a distintos mestizajes. Por eso os animo a asomaros a Perú por esta pequeña ventana, sin necesidad de moveros de Sevilla. Gracias a Marcos y Carlo por su hospitalidad.
Has olvidado el pisco sour que lo hacen muy bien