Doña Amelia

Calle Gijón, 1, 41010 Sevilla
Teléfono: 644 11 99 22

Manuel Borbolla y Pablo Cacace, titulares de este negocio, son dos amantes de la cocina tradicional y la hostelería más auténtica de Sevilla. La figura de Doña Amelia, la abuela de Manuel, es el alma de esta aventura. Nacida en 1916 en Alcalá de Guadaíra, Doña Amelia Rodríguez Portilla dedicó gran parte de su vida a la panadería, una tarea que desempeñó con dedicación durante los años de la guerra en los que conoció a Ramón Rodríguez de la Borbolla Alcalá, su esposo. Tras casarse, se trasladaron a Sevilla, donde Amelia aparcó la panadería para convertirse en el corazón de su hogar en el Porvenir, y Don Ramón cambió su trabajo en un almacén de aceitunas de la familia por consignatario de buques. En la capital, esta entregada madre crió a sus diez hijos, no sin esfuerzo, siendo la cocina el escenario principal de su dedicación. Doña Amelia no solo alimentaba a su familia, sino que también reunía generaciones alrededor de la mesa con guisos auténticos. Manuel Borbolla, el más joven de sus 35 nietos, vivió puerta con puerta con ella y absorbió su pasión por la cocina. Creció al calor de sus fogones, aprendiendo los secretos de un buen sofrito, el equilibrio perfecto en los condimentos, y, sobre todo, el respeto absoluto por los ingredientes. Esta herencia culinaria y emocional marcó profundamente su vida y se convirtió en la base de un sueño: rendir homenaje a esa cocina de toda la vida. Este legado es la esencia de lo que hoy Manuel y Pablo ofrecen en su humilde local, un lugar donde tradición y autenticidad son las verdaderas protagonistas. Cada receta es un tributo a esa cocina casera de antaño, la que no necesita florituras para emocionar y conectar con los sentidos. Desde el primer momento, tuvieron claro que su cocina debía ser honesta, sincera y elaborada con el mismo cariño con el que cocinaban las abuelas.

Pablo había echado el ojo a este local junto a López de Gómara, y, tras considerar la idea de emprender algo juntos, se animaron a abrirlo en marzo del año pasado. Una de las cosas que más los animó para quedarse en Triana, fue su amplia terraza en una calle peatonal, algo imprescindible para su modelo de negocio. El espacio estaba recién reformado, ya que anteriormente funcionaba como bar, por eso apenas necesitó modificaciones. Solo se centraron en darle valor a la pequeña plaza que lo rodea, creando un ambiente acogedor y auténtico que encaja con la esencia de su proyecto. Los clientes de Doña Amelia destacan la autenticidad y calidad de su cocina, acompañada de un ambiente acogedor y un servicio excepcional. “Todo un descubrimiento”, comenta una visitante habitual, quien recomienda las croquetas de buey y la tosta de sardina con guindillas como platos imprescindibles. Otros elogian la experiencia gastronómica, con opciones como los garbanzos con langostinos, calificándolos como “espectaculares”. Además, las tapas caseras como el cazón con tomate y la carne en salsa “de la abuela” son mencionadas como un homenaje a los sabores de siempre. La cerveza fría, servida en vaso de cristal fino, y la atención cálida completan una experiencia que muchos clientes describen como de excelente relación calidad-precio.

“Estamos hartos de tataki. Queremos carne con tomate” Esta frase resume perfectamente la filosofía detrás de su cocina: recuperar los sabores tradicionales, esos que nos transportan a la mesa familiar y a los guisos de toda la vida. Frente a la tendencia de los platos modernos y minimalistas, su propuesta apuesta por la autenticidad y el respeto por la cocina casera, esa que se cocina a fuego lento y con ingredientes frescos, como lo hacían nuestras abuelas. Aquí no se trata de impresionar con técnicas de vanguardia, sino de conquistar con platos llenos de sabor, historia y alma. Porque a veces, un buen plato de cuchara tiene más poder para emocionar que cualquier sofisticado plato de moda. Aqui vais a encontrar entrantes como la “Ensaladilla” a 3,60€ o 8,80€, “Papas alioli” a 3,40€ o 8,50€, “Tomate con melva” por 8,00€, y “Pisto con huevo” a 3,30€ o 8,50€. En conservas, hay “Boquerones en vinagre” por 4,00€, “Tosta de sardina” por 3,50€, “Mojama” a 4,00€ o 12,00€, y “Gildas clásicas” o “Gildas con queso riojano” por 2,30€. En chacinas, se ofrece “Chicharrón de Cádiz” a 3,50€ o 10,00€, “Morcilla de Ronda” y “Butifarra de Ronda” por 1,20€ cada una, “Chorizo a la sidra” a 4,00€ o 9,50€, y “Queso tostado” a 3,30€ o 10,00€. Frituras como las “Lagrimitas de pollo” por 4,00€ o 11,00€, “Croquetas de buey” o “Croquetas de trufa” a 3,80€ o 10,50€, y “Flamenquín de carrillada al PX con Gorgonzola” por 5,00€. Entre los guisos del mar, tenemos “Atún en escabeche” y “Cazón con tomate” a 3,80€ o 9,50€, y “Langostinos al ajillo” por 10,00€. En los guisos de la tierra, se ofrecen “Lomo de la abuela”, “Carne con tomate” y “Pollo al ajillo” por 3,80€ o 9,50€ cada uno. De postre, se puede elegir entre “Tarta de la abuela” o “Arroz con leche”, ambos 3,50€.

Cada guiso que sale de su cocina no solo alimenta el cuerpo, sino que también despierta recuerdos en sus comensales, llevándolos a una época en la que el plato principal era el vínculo de unión entre generaciones. El proyecto de Manuel Borbolla y Pablo Cacace no es solo un homenaje a la cocina tradicional, sino también una forma de preservar una parte esencial de la cultura gastronómica sevillana. Inspirados en los guisos que alimentaron a generaciones enteras, han creado un espacio donde cada plato cuenta una historia. Su cocina es una oda al fuego lento (nada de olla a presión), a los sabores que se construyen con paciencia y dedicación, y a los ingredientes frescos, de temporada, que dan vida a cada receta. Me encanta explorar estos rincones y compartirlos con vosotros. Gracias por vuestra hospitalidad. Volveremos.

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