Plaza de San Roque, 12, 41850 Villamanrique de la Condesa
Teléfono: 601 65 07 81
Villamanrique de la Condesa, uno de los pueblos con más solera del entorno de Doñana, es un lugar donde las tradiciones siguen vivas, donde la fe, el campo y la cultura popular se entrelazan con naturalidad. Aquí, a escasos kilómetros de las marismas y en plena ruta del Rocío, se respira ese aire que mezcla devoción, alegría y una hospitalidad que no se improvisa. Entre calles blancas y plazuelas donde el tiempo parece detenerse, emerge un rincón con identidad propia: el Bar El Colmao, un establecimiento que se ha convertido en un punto de referencia tanto para los vecinos como para los forasteros que buscan saborear la esencia del pueblo. Detrás de El Colmao se encuentra el Grupo Ardea Purpurea, una familia de proyectos que nacen con un propósito muy claro: crear momentos inolvidables. Todo comenzó allá por 1993, cuando el grupo dio sus primeros pasos en el mundo de la hostelería con la mítica discoteca Los Álamos, punto de encuentro de varias generaciones de sevillanos. Lo que siguió fue una sucesión de espacios con alma: fincas de celebraciones, hoteles rurales, restaurantes… y, cómo no, El Colmao.
Este establecimiento tiene algo que lo hace especial desde sus cimientos. Ocupa un edificio que data de entre los siglos XVIII y XIX, que en sus orígenes fue bodega de vino y aceite, y más tarde, granero. Un lugar con historia, que el grupo Ardea Purpurea adquirió en 1998 y que, tras una restauración minuciosa, rescató para convertirlo en un bar de copas con encanto. Fue en 2019 cuando El Colmao dio un giro decisivo. El espacio se transformó para dar paso a un concepto gastronómico con más personalidad que nunca. Se mantuvo el respeto por la arquitectura original —esa luz natural que lo baña todo, los muros cargados de historia—, pero se añadió una propuesta culinaria que combina tradición y modernidad de forma magistral. La decoración juega con lo rústico sin caer en tópicos, y encuentra en los materiales nobles —ladrillo visto, madera maciza, forja— una estética que es más sugerente que impostada. Las bóvedas de ladrillo antiguo conviven con una iluminación cálida y cuidada, que convierte cada rincón en un refugio. Las sillas tapizadas en mostaza aportan un guiño contemporáneo sin romper el equilibrio. Hay muchas plantas, como si el verde se hubiera colado desde Doñana. Todo está dispuesto para que os sintáis cómodos, pero sin forzar el encanto: el espacio no busca impresionar, simplemente funciona. Y lo hace bien.
En El Colmao os espera una carta variada y sabrosa que comienza con entrantes irresistibles como los gajos de patata con ali oli y camarones (8,50 €), la ensaladilla casera “la mejor del mundo” (10,50 €), o la ensalada de pollo crujiente con cebolla encurtida y mostaza agridulce (10,50 €). Para compartir entre amigos o en familia, podéis optar por los nachos con guacamole y cochinita pibil (10,00 €) o las patatas gratinadas con cheddar líquido, bacon y mezcla de quesos (12,00 €). En la parte más crujiente del menú, encontraréis croquetas cremosas de jamón, pollo y huevo duro (10,50 €), calamar de potera frito con patatas aliñadas y mayonesa de ali oli (14,00 €), o colitas de gambón con ali oli casero (10,50 €). Para los amantes del mar, destacan la concha de vieira gratinada rellena de merluza y bechamel de marisco (7,50 €), el pulpito a la brasa con crema de patata ahumada y mayonesa de pimentón (16,00 €) o los gambones al ajillo con huevo frito (11,00 €). En el lado más carnívoro del Colmao, no faltan platos como el solomillo de cerdo al roquefort con patatas fritas (12,00 €), o la carrillada al oloroso con crema trufada (12,50 €). También tenéis una selección de montaditos como el de tallarín de choco con pesto (4,50 €), el clásico piripi con solomillo y jamón crujiente (4,50 €), o el serranito de El Colmao con chimichurri (6,50 €). Las hamburguesas y focaccias completan la oferta, desde la de secreto ibérico con queso de cabra y salsa especial (11,00 €), hasta la focaccia crujiente de burrata y mortadela con pesto de pistachos (9,50 €). Para el toque dulce, nos sugieren el coulant de chocolate con helado de vainilla (6,50 €), el vasito de tarta de queso con frutos rojos (4,50 €), o una tortita con nata y sirope Kinder (4,00 €). Y para rematar, brindad con un cóctel “Noche del Colmao”, preparado con vodka Eristoff Black, licor de melón, azúcar moreno y limón natural troceado (4,50 €).
El Colmao propone una cocina que cambia con las estaciones, con platos que se adaptan a los productos del momento y a las ganas de probar algo distinto. Una carta con guiños a lo tradicional y algunas licencias más contemporáneas. Todo está bien elaborado, bien presentado y pensado para ser compartido. No hay fuegos artificiales ni grandes discursos: se trata simplemente de comer bien y estar a gusto. El lugar también acompaña. Villamanrique de la Condesa no es solo un punto en el mapa: forma parte del carácter del restaurante. Aquí, en las puertas de Doñana, el ritmo es otro. Más lento, más natural. En El Colmao no se corre. Se llega, se pide algo, y se deja pasar el tiempo. Sin urgencia. Sin pretensiones. En definitiva, un lugar donde siempre hay sitio para uno más, y donde la esencia de Villamanrique se sirve en la mesa. Abiertos de Jueves a Domingo de 12:30 a 02:00 h.