Escapada fin de semana a Granada

Las masivas movilizaciones que se han producido en los últimos meses en varias ciudades andaluzas por el derecho a la vivienda y contra la turistificación de las ciudades, han tenido diversas repercusiones a nivel local, autonómico, nacional e incluso internacional. Por un lado, la Junta de Andalucía ha sacado todo su arsenal dialéctico para hacer una defensa a ultranza del modelo económico basado en el turismo. De esta forma el consejero de Turismo, Cultura y Deporte ha comentado al respecto que “no tiene ningún sentido que se atice a la que es la principal actividad económica de nuestra tierra”, en referencia al movimiento popular contra la saturación de las ciudades. El consejero demanda “proteger la potencia del turismo”, negando la mayor alegando que “Andalucía no es un destino saturado”. No tengo muy claro si el consejero se ha paseado últimamente por las calles de Sevilla, Málaga o Granada, pero nosotros hemos pasado el fin de semana en la capital granadina y mis sensaciones distan mucho de esas afirmaciones, pero no porque yo sea especialmente susceptible con respecto a las aglomeraciones, es que no había espacio material para moverse por las calles del Albaicín. Aquello era una especie de romería que comprendo hasta qué punto puede molestar a los residentes de este bellísimo barrio.

Por eso y porque creo que esto se nos está yendo de las manos, vamos a dedicar nuestra escapada fin de semana a Granada, pero no solo hablando de los locales que hemos visitado, como hacemos normalmente en estos artículos, sino dejando un espacio a una reflexión que ponga en situación el turismo de nuestras ciudades, un tema de plena actualidad que nos afecta a todos. Mi objetivo es contaros mi experiencia en una ciudad que hacía más de 20 años que no visitaba. No pretendo daros la brasa sobre turismofobia, ni sobre el creciente problema del aumento de los alquileres y de los pisos turísticos, que ha hecho que ser propietario de una vivienda sea casi imposible para algunos residentes, que hartos de esta situación, han tomado medidas para hacer oír su voz. Lo cierto es que me identifico con ellos, no estamos culpando directamente a los turistas. Queremos presionar a nuestros gobiernos para que cambien sus políticas. Las principales cuestiones en juego aquí son estructurales, no personales. Sevilla, Córdoba y Granada son ciudades de pernoctaciones cortas, y los turistas que visitan estas ciudades durante menos de 12 horas, generalmente causan aglomeraciones adicionales en las principales atracciones. Sirva como ejemplo el Mirador de San Nicolás. Imposible hacer una foto de la Alhambra sin tener delante una legión de móviles inmortalizando las vistas. Una situación casi ridícula. Por eso la pregunta es, ¿Es ese el turismo que queremos?

Nuestra visita a Granada tenía como objetivo celebrar un fin de semana de aniversario, así que buscábamos pasear, disfrutar de la ciudad y parar a tomar algo en los sitios que más nos gustaran, dejando reservado comida y cena de los dos días, porque sin reserva es imposible poder conocer los restaurantes más interesantes. Llegamos el sábado a mediodía, justo para tomar el primer vermú de bodega en la Revolera, un local que estaba de camino de nuestro destino, que ese primer día fue La Tana, una de las tabernas más emblemáticas de la capital granadina. Situada en el atractivo barrio del Realejo, sus puertas abrieron hace 31 años con la intención de exaltar la cultura gastronómica de la ciudad a través de tapas frías de calidad. Hace un año ganó un Solete en la Guía Repsol y ahora se corona con una sublime posición dentro del ranking mundial, situándose como el decimoquinto mejor lugar de tapas del mundo según los expertos en alimentación de la página Taste Atlas. Las tapas más demandadas son el tomate aliñado, la morcilla caliente o el esturión confitado. Nosotros pedimos una ternera exquisita y un variado de quesos, además de unos buenos vinos. Un lugar imprescindible si vais a Granada. Por la noche tocaba algo más suave, y elegimos la que para mí es la mejor taberna de pescado de la ciudad. Taberna Catavinos es un singular local en el centro de Granada, perfecto para disfrutar de un productazo que cambia según mercado. Excelencia en el género y atención cercana y personalizada para los pocos que caben en sus mesas altas. En Catavinos los productos del mar tienen gran protagonismo, por eso si eres fan te van a encantar las sugerencias que tiene colgadas en la pizarra: Quisquillas, boquerones, puntillas, ortigas de mar, almejas o su famosa ensaladilla de gambas, exquisita. No es un sitio barato, pero merece la pena cada euro que os gastéis.

Paseo por la Alcaicería, el Mercado Árabe de Granada, para conocer el Corral del Carbón, y subida al Albaicín para ver las vistas de la Alhambra, sorteando turistas y peleando con las enormes cuestas de este hermoso barrio. He tenido que usar más que nunca el borrador del móvil para quitar todos los turistas que se metían en el plano. Unas vistas maravillosas para una experiencia desagradable que seguro se podría gestionar de otra forma. Parada para una copa en Vinauro, una bonita vinoteca y sala de exposiciones, con performant incluida, antes de llegar a comer al que dicen es el 5º restaurante más romántico del mundo. Yo no creo demasiado en esas estadísticas, pero os puedo asegurar que existen pocos restaurantes en España con esas vistas. El Carmen de Aben Humeya está compuesto por dos casas moriscas construidas en el siglo XIV y XV, que están adosadas a dos de los torreones de la muralla de la Alcazaba Qadima construida en el siglo XI. Sus terrazas con impresionantes vistas de la Alhambra, le confieren un ambiente idílico, tranquilo, perfecto para disfrutar de una cocina de mestizaje, con claras influencias de la gastronomía andalusí. Una verdadera maravilla para una velada romántica por unos 50 euros por persona. Si queréis una alternativa, tenéis otro local por la zona, más pequeño pero con las mismas vistas. Se llama Carmen del Agua. Té moruno antes de abandonar el Albaicín y descanso, con un paso de Semana Santa incluido, antes de ir a cenar a uno de los locales de moda del Realejo. Descubrimos este restaurante paseando por el centro de Granada y fue una grata sorpresa. Situado en la calle Virgen del Rosario, Casa Patrona es un moderno restaurante que se define como “Cocina Madre, un retorno a la cocina de casa, la de toda la vida, para celebrar y recordar”. Lugar precioso y servicio excelente. La comida sabrosa, con buena calidad, con platos bien elaborados y bien presentados. Muy recomendable.

En el año 2024 una gran parte de la población española ha experimentado en sus propias carnes los efectos negativos del turismo sobre el mercado de trabajo, el tejido urbano, el precio de la vivienda, la desigualdad social o el patrimonio cultural y natural. Sin embargo, este sector es clave para el desarrollo económico de Granada y de la comunidad andaluza en general, por eso es urgente buscar alternativas. En algunas ciudades europeas, las autoridades locales están tomando medidas audaces en un intento por controlar los niveles de turismo, aplicando con éxito una tarifa de entrada temporal destinada a regular el número de turistas. Se trata de ver cómo el dinero que se gana con los turistas, se invierte en el lugar y en empleos para que la gente pueda vivir, encontrando nuevamente así el equilibrio. En definitiva, hemos pasado un agradable fin de semana en Granada, a pesar de la masificación turística de la ciudad. Lo mejor para disfrutar Granada es caminar por el centro histórico con calma, sin prisa y disfrutando de sus rincones, sobre todo de los más escondidos. Eso sí, ya os avisamos, como vosotros habrá un montón de gente buscándolos. Cosas de la turistificación.

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