Si sois amantes de las escapadas rurales, la Serranía de Ronda y la Sierra de Cádiz son destinos perfectos para desconectar durante el fin de semana y disfrutar de la naturaleza. Además en la zona podréis encontrar multitud de pequeños pueblos con mucho encanto, que os recibirán con simpatía y quietud. Y esto último, es algo que valoramos mucho hoy día, por lo que esta comarca se convierten en una opción estupenda a tener muy en cuenta si se piensa en unos días de relax. Por todo ello, nos decantamos por este destino en cuanto hemos podido volver a viajar tras el decaimiento del estado de alarma. Necesitábamos salir de nuestra provincia pero no queríamos exponernos en un viaje a una gran ciudad o donde hubiese demasiada gente, así que estos destinos se antojaban los sitios ideales. Eso sí, debéis tener en cuenta que se circula por carreteras de montaña, por lo que no está de más ser prudente. Nuestro primer destino, Ronda.
La ciudad de Ronda encanta a todos sus visitantes gracias a su ubicación, sus maravillosas vistas panorámicas y la espectacular Serranía que la envuelve. Escritores tan famosos como Hemingway y Rilke ¡se enamoraron de Ronda! Su atmósfera romántica atrae a visitantes de todo el mundo que disfrutan, a diario, de esta pintoresca ciudad y de su famoso Puente Nuevo. Ronda se sitúa en una meseta, a unos 750 metros sobre el nivel del mar. Se encuentra dividida en dos por el Tajo, una garganta de 100 metros de profundidad y 500 metros de largo, al fondo del cual discurre el río Guadalevín. Su oferta gastronómica es inmensa, de hecho y a pesar de tener poco más de 30.000 habitantes, Ronda cuenta con un restaurante dos estrellas (Bardal) y varios Bib Gourmand. Nuestro alojamiento para esta ocasión fue el reformado Hotel Catalonia Reina Victoria. Antes de llegar ya teníamos reserva para la comida del primer día y la cena en establecimientos de la localidad, porque la afluencia de visitantes vuelve a ser enorme y es fácil que os quedéis sin mesa.
El restaurante elegido para la comida del primer día fue Kütral, un extraordinario asador, diseñado por Ferromagno, donde el chef Martín Abramzon crea una experiencia que gira en torno al fuego y el asado clásico argentino. La filosofía de Kütral se asienta en unas materias primas excepcionales, como el Wagyu nacional o la ternera argentina, y la elegancia de sencillos procesos que permiten apreciar los ingredientes en su estado más puro. El local crea una llamativa sinergia con el concepto culinario de Martin, cohesionando el ambiente industrial, las texturas en bruto y una pulida línea de diseño del mobiliario con la enorme parrilla como epicentro del restaurante. La carta es sencilla y bien estructurada: Empanada Argentina 2,20 €, Provoleta 12,50 €, Steak tartar de vaca madurada 18,00 €, Jamón ibérico de bellota 22,00 € 100 gr, “Lomito” presa ibérica de bellota y castaña 8,00 €/16,00 €, Tabla de quesos de Ronda y la serranía 9,00 €/18,00 €, Risoto de trigo tierno 18,00 €, Carpaccio de solomillo de Vaca 24,00 €, Risotto de trigo con setas, boletus y Carabinero 33,00 €, Albóndigas de Vaca en salsa bourginion 28,00 €, Cecina de Vaca 14,00 €, Picada 22,00 €, Mollejas de Ternera 24,00 €, Aguacate a la Brasa 14,00 €, Chuletón de vaca “Frisona” precio por Kg 60,00 € Madurada 40 / 50 días, Chuletón de vaca “Simmental” precio por Kg 70,00 € Madurada 40 / 50 días, Lomo bajo de vaca madurado 28,00 € 300gr, Presa ibérica de bellota 24,00 € 350gr, Cuarto trasero de pollo deshuesado al limón 18,00 €, Pata de pulpo a la brasa 20,00 € con puré de patata trufada y aceite de chimichurri, Corvina 24,00 € con puré de patatas trufado y pimientos del padrón Lomo alto de Vaca 48,00 € 700 gr. Lo cierto es que la agradable charla con este Porteño sobre sus años en España y como encontró este espacio único “Al final de Ronda”, fue de lo mejor de nuestro viaje. 110,00€ para dos personas con cuatro vinos y dos cervezas. Una autentica maravilla que no os debéis perder si pasáis por Ronda.
Para cenar elegimos el nuevo local de Benito Gómez y su mujer Merche Caballero, reinaugurado tras el cambio de nombre y una completa remodelación de su interiorismo. Tragatá es un bar de corte informal y cocina desenfadada, segunda marca de este gran profesional donde se come bien a precios moderados. Tapas y medias raciones de sabores cosmopolitas que ahondan en recetas tradicionales andaluzas puestas al día, que respiran las técnicas y el pensamiento de uno de nuestros mejores chef. Kimchee de salmón 7,50€, Oreja de cerdo frita con salsa picante 6,00€, Bollito de calamar con salsa brava 4,00€, Sardina ahumada y mantequilla de oveja 5,00€ o el brioche de atún picante con yema curada y trufa 5,00€. Ensaladilla rusa con judías verdes y gamba blanca 12,00€, tuétano asado con tartar de vaca 21,00€, lomo bajo brasa 30,00€, dorada brasa con teriyaki picante de espárragos 23,00€, bocadillo de pastrami de presa ibérica 13,00€, mollejas de ternera a la mantequilla negra 17,00€, tournedó rossini con brioche tostado y foie 30,00€, níscalos al ajillo con yema de huevo 16,50€, bomba crujiente de salmorejo picante y ventresca 10,00€, carrillera de ternera con hammis a la carbonara 19,00€, pollo picantón con ragout de patatas y cebollas 21,00€, lubina frita con aliño asiático 22,00€ o el tiradito de atún con aliño de tomate amarillo 20,00€. Es importante que reservéis con tiempo porque se llena diariamente. Cena agradable y diferente por 53,00€ para dos personas.
Tras el desayuno continental del Hotel Catalonia, continuamos camino hacia la Sierra de Cádiz. Situada al norte de la provincia, comprende una franja horizontal que arranca en Arcos de la Frontera, acoge el Parque Natural de Grazalema y se prolonga hacia el este para limitar con la serranía de Ronda. La idea era visitar Setenil de las bodegas, Torre Alháquime y Olvera. Setenil es un pueblo de parada obligada si estáis por la comarca. Su entramado urbano está incrustado en el tajo formado por el río Guadalporcún y declarado Conjunto Histórico. Las calles de Cuevas de la Sombra y Cuevas del Sol son el punto culmen de la experiencia, y si queremos llevarnos una panorámica exquisita lo mejor es visitar el mirador de la Villa. Unos churritos a primera hora junto al rio y un paseo por las calles cubiertas por las caprichosas formas rocosas, fueron suficientes para disfrutar de este hermoso pueblo de la sierra gaditana. Pero si puedo presumir de un pueblo, ese es Torre Alháquime. ¡Cuántas divertidas veladas de feria hemos pasado cuando éramos pequeños en la caseta municipal de la localidad! La Torre tiene el tempo de esos municipios que viven del campo. Abuelos tomando el sol en la plaza y señoras apañando las puertas de sus casas. El pueblo está mejor cuidado desde la última vez que estuvimos allí. Pasamos por Olvera para conocer de cerca la capital de la comarca. Un cervecita en la plaza del ayuntamiento, mientras escuchábamos las campanas de la Iglesia de Nuestra Señora de la Encarnación junto al hermoso castillo árabe. Gran villa, de gente agradable, donde un paseo se convierte en una hazaña debido a la enorme inclinación de sus calles. Nos ponemos en camino para llegar a Morón y comer antes de volver a casa.
Teníamos una comida pendiente en Morón de la Frontera. Por eso, como no podía ser de otra manera, fuimos directo a disfrutar de Cal Viva, el pequeño restaurante de mi amigo Leo Ramos. El local tiene el atractivo de un sencillo bar de pueblo, con una pequeña barra, un salón comedor al fondo, todo dispuesto en dos estancias continuas, de modo que una de ellas, pueda ser usado como bar de tapas en mesas altas y otro como restaurante. Fuera, una pequeña terraza. Cal Viva se ha convertido en pocos años en autentica referencia gastronómica de la Sierra Sur, dándole prestigio culinario a una zona poco frecuentada por los sevillanos de la capital. Sabores de siempre, utilizando productos de proximidad y temporalidad, para una cocina de sabor y sabiduría. La propuesta de vinos de Leo está a la altura de sus fogones. Casi un centenar de referencias en carta de diferentes DD.OO, forman un amplio abanico de posibilidades para cualquier comensal; también en su carta de vinos, donde hay espacio para una amplia muestra de vinos generosos del Marco de Jerez. 90,00€ para dos personas en una especie de extraordinario menú degustación que Leo improviso para nosotros. La experiencia en Cal Viva fue muy especial, por eso hemos reservado un artículo más extenso que podréis leer en estas páginas más adelante. En definitiva, son muchos los motivos para decidiros a visitar esta hermosa comarca: Historia, paisajes, gastronomía, vinos, pueblos… Así que ya solo os falta decidir cuándo ir, planificar vuestra visita y buscar alojamiento. Una autentica maravilla que no podéis dejar de conocer.