Plaza del Salvador, 2 41004 Sevilla
La Plaza del Salvador es uno de los puntos de ocio más frecuentados por sevillanos y visitantes. El espacio ocupado por los veladores es cada vez mayor, y con la llegada del fin de semana, el Salvador es una sucesión de charangas que hacen difícil la convivencia con los vecinos. Desde la pandemia, el control sobre el número de veladores y afluencia en la plaza, es mucho mayor. La Alicantina es uno de esos locales que ha sobrevivido a la presión de la estricta normativa de la Gerencia de Urbanismo con respecto a la hostelería de la zona centro. Muchas son las manos por las que ha pasado este emblemático negocio hasta llegar a la actualidad. Algunos narradores hablan de sus comienzos como horchatería allá por los años 20, de ahí el nombre del local. Años después el establecimiento se convertía en una marisquería. Pero sus años memorables comienzan con Manuel Postigo en los ‘60. Tras su muerte, el establecimiento pasa a manos de Antonio Palomino, que lo mantuvo hasta 2016. En febrero de 2017 se pone al frente Emilio Guerrero, de Mariscos Emilio, que estuvo hasta enero de 2023 y en septiembre de 2023, la reapertura vino de la mano de Factoría Serendipia (Grupo Trifulca). Un grupo hostelero que se situó al frente del proyecto con el objetivo de recuperar este espacio emblemático y ponerlo en valor para la ciudad, manteniendo su esencia original. “Queremos recuperar la auténtica esencia del local, convirtiéndolo en un punto de encuentro de ocio, con un servicio de calidad que dignifique la oferta gastronómica en pleno centro de Sevilla”.
Lo primero que vemos al llegar es su amplia terraza y el rótulo verde con el famoso logotipo y la tipografía original. Una ventana abierta a la plaza, acumula a los camareros de chaquetilla blanca que esperan las comandas para llevarlas a las 14 mesas del exterior. Ya dentro, vemos siete mesas altas y una gran barra repleta de público. Al fondo, una zona de corte de jamón y una serie de armarios con botellas de vino, a modo de cava. De la enorme reforma, sólo se han conservado los azulejos que recubren la pared con publicidad de la época. Una imagen de cervecería antigua en la que se han eliminado todos los elementos modernos para darle un aire completamente retro a la escenografía, manteniendo el estilo afrancesado del establecimiento y la icónica barra (reformada) en la que se reunían los parroquianos allá por 1920. El responsable de la reforma ha sido el estudio G2 Arquitectura. Todos los detalles están cuidados al máximo: la serigrafía de la vajilla, la caja registradora (con más de cien años) o incluso los servilleteros. Algo que debéis tener en cuenta es que no hacen reservas, y con la cantidad de turismo que soporta esta zona de la ciudad, coger una de las mesas altas del interior o incluso encontrar hueco en la barra, resulta muy complicado. La Alicantina es un gran reclamo para el turista, pero por su oferta y sus precios, está enfocado principalmente a Sevilla y sus vecinos. Este restaurante es consciente de que la calidad de un buen equipo de sala se centra en los pequeños detalles. El servicio es agradable y profesional, algo que se agradece en estos tiempos tan complicados para encontrar personal de hostelería cualificado.
Aquí se come a base de tapas y raciones. La premisa era la de rescatar las tapas más emblemáticas de la Alicantina. De hecho, presumen de haber recuperado la receta original de la ensaladilla que hacían en la Alicantina 4,00€. No faltan clásicos como sus gambas al ajillo 6,00€, la chacina de Lazo, pescados como los boquerones al limón 5,00€, salmonetitos de Conil, pijotas de Isla Cristina o fritura sevillana 15,00€, mariscos y crudos como las zamburiñas gratinadas 12,00€, vieira con puerro y gambitas 7,50€, carpaccio de gamba roja de Huelva 22,00€, aliños, montaditos de gambas alioli, de serranito o de solomillo al whisky 3,50€ y guisos como las pochas con marisco 14,00€, espinacas con garbanzos 12,00€, ropa vieja 12,00€ o el arroz sin cosas (señorito) 14,00€. Entre las carnes, secreto ibérico 5,50€, solomillo al whisky 5,00€ o el lomo bajo de vaca con foie 28,00€. De postre, sobao borracho con natillas 6,00€, tarta de queso Payoyo 5,00€ o la onza de chocolate con pan y aceite 5,00€. Los productos en su mayoría son de kilómetro cero. A la comida, se suma la variedad de vinos que tienen disponibles. Etiquetas clásicas de Riojas y Riberas, además de vinos de Sevilla, Cádiz y blancos del Condado para acompañar los pescados. Jereces como la manzanilla, el amontillado o palo cortado, además de rosados y varias marcas de Champagne. No debéis olvidar probar una de sus cervezas heladas, en tanque de salmuera. Se sirven en vaso ancho y fino, como a mí me gustan. Os dejo la carta completa.
Este enclave ha sido testigo del paso de los años, del crecimiento de la ciudad y de la visita de las personalidades más influyentes. Desde la nueva dirección expresan su amor por las tradiciones y la importancia de no desvirtuarlas, pero también hablan de la necesidad de adaptarse a los nuevos tiempos, creando un espacio donde poder disfrutar del ambiente especial de esta localización, así como de los manjares que ofrecen. Hoy, tras una reforma completa, el local ha recuperado el resplandor del pasado con un interiorismo elegante que lo vuelve a convertir en un referente del mejor tapeo de la capital. Sus nuevos propietarios, decidieron poner en valor su herencia, recuperando sus códigos clásicos, tanto en el exterior como en el interior y en su extensa carta. Por eso, si estáis buscando cocina de calidad, con los mejores ingredientes de nuestra maravillosa gastronomía, en el centro de Sevilla, y a un precio ajustado, la Alicantina es una estupenda opción. La factura de nuestra cena para tres personas fue de 57 euros. Un bar de barrio que sigue siendo “el negocio más sevillano del Salvador”. Restaurante abierto de lunes a domingo, de 12h a 1h.