Calle Orfila, 5 41003 Sevilla
Teléfono: 954 87 02 98
Poco más de un mes lleva abierto La barra de Cañabota, el nuevo proyecto de los hermanos Guardiola y Juan Luis Fernández. Separado del restaurante por la iglesia de San Andrés, el nuevo local repite la estética industrial del Cañabota original, con azulejos blancos que recuerdan a una pescadería y acero inoxidable en la gran barra en L y todos los elementos decorativos. Algunas mesas altas en la pequeña terraza y dos más en el interior del local, mesas con patas de aluminio y una imitación de mármol en el tablero que simula los de una pescadería. Una estética que ayuda a reforzar el concepto del tapeo sevillano “del codo apoyado en el mostrador, recordando esa incomodidad que tanto nos gusta en los bares”.
Sin embargo, la oferta gastronómica es muy diferente, aunque comparte el culto al pescado y al marisco de calidad, su oferta gira en torno a la tapa clásica, incluso recuperando la autentica concha de porcelana de toda la vida o la maravillosa fuente de papas aliñás 3,20€/8,00€ en el mostrador de aluminio. Aquí se viene a tapear buen pescado y marisco de nuestras costas, cocido al estilo tradicional, tapeo marinero con conservas, salazones, aliños, pescado frito e incluso papas fritas, altramuces y almendras fritas.
En la vitrina expositora podemos ver la ensaladilla de langostinos 3,20€/8,00€ o las brochetas de pulpo con chistorra 3,60€10,80€, boquerones en vinagre 3,20€/8,00€, salpicón de marisco 3,20€/8,00€, anchoas del Cantábrico (2 o 6 lomos) 6,00€/18,00€, Gilda 3,50€/14,00€, Huevas en escabeche 3,60€/10,50€, calamar relleno 4,50€/13,50€ o el mantecadito de atún 3,60€.
Conservas y salazones como el hígado de bacalao 7,00€, sardinilla en tomate 9,00€, sardinilla picante 19,00€, huevas en aceite 16,00€, chipirón en su tinta 20,00€, tarantelo de atún rojo 14,00€, ventresca de atún rojo 18,00€, mojama de atún rojo 4,20€/8,40€ o las huevas de corvina o de merluza curadas 4,20€/8,40€.
El segundo apartado está dedicado a nuestra cocina con platos como las sardinas marinadas en soja, vinagre y aceite de oliva colocados sobre una tostada de pan de semillas y un toque de tomate 3,00€/12,00€, mejillón tigre 3,50€/10,50€, un riquísimo soldadito de pavía 3,50€/14,00€, sopa de tomate con chirlas 3,20€/9,00€, sopa de ajo con brótola 3,20€/9,00€, gambas al ajillo 9,00€, raya al pimentón 3,60€/10,00€, bacalao con tomate 3,60€/10,00€, unas exquisitas albóndigas de choco 3,90€/12,00€, chipirón encebollado 3,60€/10,00€, merluza en salsa verde 15,00€ o rape al pan frito 15,00€.
Uno de los sitios que más llama la atención del nuevo espacio es su comedor situado al fondo del establecimiento. Un comedor que simula una cámara frigorífica con un suelo industrial y estanterías con cajas de plástico simulando un almacén de pescado. Las puertas con tiras de plástico a modo de cámara frigorífica. Las tapas están disponibles en la barra, pero aquí en el comedor se come a base de platos para compartir. El servicio perfectamente ataviado con la ropa blanca corporativa con el logo de Cañabota, un personal amable y atento que te orienta sobre vinos y con la elección de las tapas.
La barra de Cañabota es un concepto atractivo asentado en una propuesta de tapas de estilo tradicional. Saben manejar el pescado, son excelentes en el trato al público y los precios son adecuados al producto que se ofrece. Eso sí, el local es pequeño y suele estar a reventar. Cocina marinera de primera en el centro de la capital. Aquí el pescado es fresquito y se le hace poco. Gambas, mejillones, langostinos, lo que haya llegado del día. Hay que preguntar qué es lo mejor que tienen y pedirlo, pero sobre todo, acompañarlo de una cervecita bien tirada que relaje el calor que ya tenemos encima. Otro proyecto de éxito de este binomio de grandes profesionales de la hostelería sevillana. Muy recomendable.
Totalmente de acuerdo!!!
¿Cómo se puede estropear lo que podía haber sido una buena experiencia culinaria? De la siguiente manera: me habían hablado algunos amigos de este restaurante y alguna vez que otra me echaba para atrás al hacer una reserva que indicaran que “disfrutarías de la mesa durante hora y media” esa limitación, de entrada no me gusta, ya que si vas a tomarte una tapa puede ser hasta lógico, pero en mi caso si me voy a dejar un buen dinero comiendo y bebiendo abundantemente no creo que haya que limitar el tiempo en la mesa. Aparte de ésta anotación, llegamos y bien atendidos en la explicación de la carta y de lo que hay fuera de carta pedimos primero unas cigalas a la plancha, el camarero asignado nos indica que no hay (las 14:00 horas en punto). En su lugar pedimos gambas blancas, y seguimos con diferentes comandas, y ya cuando estamos acabando comienza el desfile de cigalas para otras mesas, se lo indico al camarero y me dice que son clientes habituales, le observo que no es de recibo que si no hay cigalas es que no tienen para nadie y me reconocen hasta tres camareros (incluido el encargado) que tenemos razón que “cuando el cliente tiene razón, la tiene, que disculpas, que lo han hecho muy mal” , etc., etc. No es de recibo bajo ningún concepto ni admisible esta falta del más mínimo decoro y vergüenza. Esto lo dice todo de un local con ínfulas, y que fallan en lo primordial: en el agravio comparativo de los clientes. De verdad que os va a desilusionar. Hay otros restaurantes de la misma especialidad que no caen tan bajo.