Avenida Portugal, 41500 Alcalá de Guadaíra
Teléfono: 617 88 79 94
El monumento natural Riberas del Guadaira es un espacio natural protegido situado en el municipio de Alcalá de Guadaíra, que comprende ambas márgenes del río Guadaíra a su paso por la localidad y el pinar de Oromana. A lo largo de este tramo de unos 10 km de longitud, se localizan doce aceñas, o molinos harineros de agua, de origen árabe, algunas declaradas Bien de Interés Cultural. Este espacio cuenta además desde este verano con un nuevo servicio que viene a completar la oferta del enclave. Se trata de la reconversión de la Casa del Guarda en una zona de restauración con terrazas a modo de miradores sobre río, conectados con el Molino de Oromana mediante una nueva pasarela. Veladores, tumbonas, sombrillas y servicio de restauración en un espacio histórico y singular, rehabilitado cuidadosamente para integrarse en el parque de Oromana. El proyecto La Casa del Guarda, con la traza del arquitecto Juan Talavera, se ha desarrollado con especial respeto tanto al edificio como al entorno, manteniendo el nombre original como símbolo alcalareño. Para ello se han utilizado materiales actuales pero de diseño y estética original, adecuando los espacios interiores para conseguir más funcionalidad, restaurando y dotando al inmueble de los necesarios suministros.
La explotación de este Quiosco-Bar está a cargo de la empresa de turismo Riverízate que organiza actividades como paseos en kayak. Este proyecto pretende seguir dando vida al Monumento Natural y promover el Turismo. Esta iniciativa se une a otras puestas en marcha por el Ayuntamiento de Alcalá, como la recuperación de caminos, las plantaciones de especies autóctonas, la regeneración de orillas, o los miradores, como el Mirador de Benarosa o el de San Juan, entre otros. Pero ¿Cómo llegar a este recóndito espacio?. Lo mejor si vais en coche es que aparquéis en el Recinto Ferial. Entráis en el parque hacia el Polideportivo Municipal San Juan, dirección a la pasarela que cruza el Rio Guadaíra, y al salir del puente a la izquierda tenéis un camino arbolado de albero de unos 300 metros hasta llegar a la Casa del Guarda. La red de senderos, de uso peatonal y para bicicletas, invita a echarse a andar, a perderse en familia durante el fin de semana, acompañando a un río cuyo protagonismo está ligado a la función de los molinos harineros que salpican sus márgenes en su paso por el alcor. Lo que debemos dejar meridianamente claro es que La casa del Guarda no es un lugar para sentarse a comer a mesa y mantel. Está pensado para un tapeo informal, con una cerveza fría después de una agradable caminata de domingo o para disfrutar de un desayuno en un marco absolutamente incomparable.
Su oferta comienza con las tostadas del desayuno: Tostada de aceite o mantequilla 2,00€, con york 2,50€, tostada con jamón (del bueno) 3,00€, con carne mechá 3,00€, o con paté 2,00€. Por supuesto no falta el café 1,50€, cola-cao 1,50€, infusiones o zumos 1,50€. Para el mediodía y la noche tenéis montaditos de chorizo picante, de gambas con alioli, lomo adobado con queso, serranito o montadito del día, como el de pan de cúrcuma con lomo y nueces que probamos nosotros. Los fines de semana tienen aliño de pimientos asados con melva y guisos como el de carrillá o los arroces (tipo paella). Postres caseros como la tarta de dulce de leche o helados para los más pequeños. El botellín helado por 1,50€. También tenéis combinados 6,50€ y combinados Premium 8,00€. El personal nos recibe con una sonrisa. Nos sentamos en una de las mesas altas de la terraza inferior y la sensación es de total tranquilidad. Los senderistas saludan al pasar y los niños juegan a tirar guijarros al rio. El sitio es absolutamente idílico y trasmite serenidad y buen rollo, prueba irrefutable de nuestra necesidad de estar en contacto con el campo, de disfrutar de la naturaleza.
Por un día dejemos aparcadas las prisas y el estrés de la gran ciudad. Hoy nuestro objetivo es desconectar, escuchar el sonido del agua y respirar aire puro. La Casa del Guarda es un establecimiento en mitad de un verdadero paraíso natural, rodeado de naturaleza y perfecto para descansar y tomar un tentempié tranquilo mientras los niños disfrutan. En este lugar de ensueño, a pocos kilómetros de la Capital, lo menos importante es su oferta gastronómica. La finalidad no puede ser otra que la de pasar el día en un ambiente familiar y relajado en mitad del campo. Lo cierto es que nos ha encantado y seguro que volveremos para completar la Ruta de Los Molinos. Absolutamente recomendable para ir con los niños y la mascota.