Calle Arjona 13, 41001 Sevilla
En medio del paisaje urbano que define la Calle Arjona, entre altos edificios y el incesante ajetreo de la ciudad, se esconde un pequeño oasis gastronómico. Un rincón que parece evocar aquellas tabernas de antaño donde la buena comida y la hospitalidad eran la esencia del lugar. Nada más cruzar sus puertas, se percibe una atmósfera acogedora y un ambiente cargado de energía positiva. Ese lugar es La Chunga. Reabierto el 1 de febrero, este emblemático establecimiento ha logrado consolidarse con los años como un referente dentro de la nueva cocina sevillana. Aunque en sus inicios fue el segundo local del grupo Ovejas Negras, ahora inicia una nueva etapa bajo la dirección de Francis Balongo y Pablo Gabella, propietarios de Marabunda, otro de los espacios gastronómicos más destacados del centro. Francis Balongo es un chef con una trayectoria sólida y reconocida que pasó más de una década dirigiendo los fogones de varios de los restaurantes de Ovejas Negras en Sevilla. Su pasión por la cocina viene de familia: es hijo de un veterano cocinero del barrio de San Lorenzo, de quien heredó no solo la técnica, sino también el amor por los sabores auténticos. Su último destino antes de emprender esta nueva aventura fue Castizo, donde conoció a Pablo Gabella, un cliente habitual con quién, con el tiempo, forjó una gran amistad. Pablo, abogado de profesión, encontró en la gastronomía una pasión que lo llevó a involucrarse de lleno en el sector hostelero. Juntos, con la visión de crear un espacio con personalidad propia, dieron vida a Marabunda, un local que rápidamente se convirtió en un punto de referencia. Ahora, con la reinvención de La Chunga, buscan imprimirle su sello personal, combinando tradición y modernidad para ofrecer una experiencia culinaria original y placentera.
Tras una importante renovación decorativa desde nuestra última visita, La Chunga se presenta con una escenografía encantadora. Su distintiva fachada, adornada con toldos de rayas y amplias cristaleras que exhiben el logo del local, invita a entrar. Una vez dentro encontramos un estilo moderno con un toque retro e industrial. Predominan los colores cálidos, especialmente el rojo intenso en unas estructuras y estanterías que se combinan con una preciosa barra retroiluminada. Las lámparas esféricas iluminan suavemente el espacio, mientras que las lámparas de mimbre añaden un toque rústico. Las estanterías sobre la barra están llenas de botellas de vino, sifones de colores y latas decorativas, además de una colección de vinilos que aportan un aire nostálgico. El mobiliario es funcional y minimalista, con taburetes de metal negro alrededor de la barra y mesas de madera con bancos en la zona de comedor. En el exterior, bajo la sombra de los naranjos, las mesas altas ofrecen un espacio ideal para disfrutar de un tapeo informal mientras se contempla el ir y venir de la ciudad. Es el tipo de lugar que, una vez dentro, logra que te olvides completamente del bullicio del centro urbano. La nueva Chunga invita a degustar sus famosas gildas, vermús bien preparados y platillos originales, todo en compañía de amigos y atendido por un personal atento que realmente se preocupa por sus clientes. La verdadera vocación de este renovado espacio es la de convertirse en un sitio de encuentros, creando conexiones genuinas a través de pequeños bocados, copitas de buen vino y cañas de cerveza bien frías.
La Chunga es un negocio divertido, con una carta con opciones para todos los gustos, entre buena materia prima de mercado. Una taberna donde las cervezas de grifo bien tiradas (y bien fresquitas), el vermú casero y esos vinos de la tierra tan sugerentes, invitan a que te dejes de milongas, pues su oferta está al nivel de lo que se espera, pero sin artificio, alharacas e insípidos filtros. Secciones como “Locos por el Vinagre”, con gildas de anchoa, de anchoa y boquerón, y de cecina, cada una por 3,5€, además de anchoas en aceite por 9€ y boquerones en vinagre por 9€. En “Al Centro”, hay queso y miel por 5,5€, ensalada de remolacha, mozzarella y nueces por 9€, ensaladilla de atún por 4,5€, salmorejo con huevo y jamón por 4,5€, croquetas de pato Pekín con mayo de hierbas por 8€ (4 unidades) y un plato llamado “Bravísimas” por 5€. “Los Platos Más Chungos” incluyen wok de pollo y verduras por 8€, risotto de calabacín, trufa y parmesano por 8€, carrillada ibérica con puré de patatas por 7,9€, cremoso de patata, chistorra y huevo en tempura por 7,9€, ceviche carretillero de corvina por 14€, abanico de cerdo con mojo picón por 12€ y solomillo de vaca (150 gramos) por 18€. En “Bocatas y Panes”, ofrecen mollete de Antequera con berenjena asada, queso y espinacas por 8€, bikini trufado por 9€, focaccia con tomatillos asados y pesto por 8€, y mini burger “La Chunga” por 7,5€. Para el “Remate Dulce”, goloso de chocolate por 5€, tarta de queso por 5,5€, y galleta María con helado de leche merengada por 5€. Como podéis ver, algunas tapas están rescatadas de la Chunga anterior. Para maridar tenéis vermú, Aperol, sangría, vinos naturales como Parajes del Valle (Vino de naranja) 4€, Blancos como Quintaluna Verdejo 4€, tintos como Pies Negros (Rioja) 4€ o Generosos como Manzanilla, Oloroso o Palo Cortao.
Muchas veces una cervecita y unas tapas es todo lo que necesitamos para ser felices. Siempre hay una buena razón para ir de bar en bar en busca de la mejor tapa: una primera cita, una cena con amigos, celebrar un cumpleaños, después del trabajo o simplemente disfrutar del ambiente de la ciudad. El inmenso patrimonio sevillano que conforman bares, tascas y tabernas se ha ido diluyendo poco a poco en nuevos formatos hosteleros no necesariamente peores. La clave para conquistar el paladar está en la especialización, y por eso os recomendamos esta nueva etapa de La Chunga: una propuesta deliciosa, asequible y basada en ingredientes de calidad. El propósito de Pablo y Francis está claro: crear un espacio donde las personas se reúnan y conecten, todo mientras disfrutan de buena música, conversaciones animadas, platos irresistibles y cócteles refrescantes. Todo apunta a que en los próximos meses se va a convertir en el auténtico templo del aperitivo del Arenal. Yo apuesto por ello. Así que ¡Id abriendo boca!.