Calle Lineros, 11, 41004 Sevilla
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De las torrijas ya se hablaba en época de los romanos. Recetas del siglo I d.C. escritas por el gastrónomo romano Marcus Gavius Apicius, citaban un dulce muy similar a las torrijas. En su libro De re coquinaria aparecen dos fórmulas que mencionan que la rebanada de pan debe de mojarse en leche hasta empaparse, pero no dice aún nada del huevo ni el azúcar, y no le da tampoco un nombre especial a la elaboración. Esta es una primera toma de contacto con lo que será la torrija que conocemos hoy en día. Aunque las torrijas en realidad, tienen su origen en el siglo XV y nacen como una costumbre muy alejada de la celebración de la Semana Santa. La palabra “torrija” como tal, no apareció en los diccionarios hasta el año 1591. Como el ingrediente principal era el pan, se habían usado diversos nombres genéricos relacionados con él: torradas, rebanadas, sopas doradas… Estos dulces comenzaron a preparase para aliviar a las parturientas al dar a luz y favorecer su recuperación postparto. A comienzos del siglo XX las torrijas se hicieron muy habituales en las tabernas, servidas junto a vasos de vino.
Al ser un alimento calórico, es muy apropiado para los días de abstinencia. Durante estos días, las monjas de los conventos intentaban aprovechar el pan duro y hacer distintas elaboraciones para alimentar a los necesitados. Además, tenían también un significado místico: la Resurrección de Jesús. El pan se identificaba con el cuerpo de Cristo, la fritura en aceite con el sufrimiento, y la leche y miel con el resurgir y la esperanza. De aquí proviene el simbolismo de comer torrijas durante la Semana Santa, una tradición que se ha mantenido hasta nuestros días. Por eso cada Semana Santa, los bares, restaurantes y hogares españoles se llenan de este irresistible dulce. Actualmente, hay muchas versiones de este dulce, aunque los ingredientes principales siguen siendo el pan, a ser posible de un par de días, y el huevo. Las variaciones las encontramos en que hay quien las moja en leche y otros que las mojan en vino; las endulzan solo con almíbar, con almíbar y miel, solo con miel, solo con azúcar, etc. Y es que si existe un postre versionado por la mayoría de los restaurantes de la ciudad, ese es la torrija. Pero para disfrutar de nuestras auténticas y anheladas torrijas, teníamos que esperar a que obradores y confiterías se pusieran a elaborar antes y durante nuestra Semana Grande. Esto acaba de cambiar con la reciente apertura de “La Torrijada”, la única tienda dedicada exclusivamente a la elaboración y venta de torrijas durante todo el año.
Al frente de este singular negocio encontramos al chef Fran Jiménez y el empresario Ángel Portillo. Ángel cuenta con una de las empresas de material de hostelería más conocida de Sevilla “Grupo Portillo” y una larga experiencia en el mundo de los catering y la restauración. A Fran Jiménez lo conocimos al frente de Piegallo. Este chef nazareno se formó en la Taberna del Alabardero y fue profesor de la Escuela Superior de Cocina de Sevilla. Ambos han puesto su granito de arena para poner en valor un postre tradicionalmente casero como la torrija. En el mostrador nos atiende Rafael Gómez, que llegó al negocio a través de Piegallo, donde estuvo trabajando. La Torrijada Shop tiene su propio obrador en Dos Hermanas, donde producen tanto las elaboraciones que se venden en el establecimiento de la calle Lineros como los que se distribuyen para el sector HORECA, otra vertiente del negocio. Con la opción añadida, del envío a domicilio o empresas a través de las apps de reparto. Por otro lado, la Torrijada tiene previsto la realización de packs de regalo con otros recuerdos típicos de Sevilla. En La Torrijada Shop, podéis encontrar toda una variedad de torrijas, desde las más tradicionales a los formatos más sorprendentes: Con miel, bañadas en 3 tipos de chocolates, al Pedro Ximénez, con Cruzcampo o al vino de naranja. Tarta de torrija y queso de cabra, pudding de torrijas, opciones sin gluten y hasta torrijas veganas en pan de mango o remolacha, entre otras. Además, en el establecimiento existe la posibilidad de personalizar cada torrija a base de toppings (trocitos de chocolate, nubes de golosina y otros ingredientes) así como helados de distintos sabores. La idea es hacer realidad nuevas recetas en ediciones limitadas, colaboraciones con pasteleros, maridajes con vinos de la zona y otras propuestas para ampliar su repertorio de torrijas.
La Torrijada es un negocio en expansión que no ha hecho más que comenzar y sus socios ya tienen un nuevo objetivo en la Costa del Sol para abrir nuevos establecimientos e incluso el planteamiento como franquicia. Sí, las torrijas engordan (bueno, engordamos nosotros), pero no más que otros dulces que tanta gente come casi a diario. No hay más que compararlas con algo de bollería industrial o alguna tarta de supermercado, para darse cuenta que no tiene más calorías que otros dulces habituales y definitivamente son mucho más sanas. Aunque siempre he pensado que gran parte de su encanto está vinculado con el hecho de que solo las podemos comer en Semana Santa, a partir de ahora nuestro postre más tradicional se desmarca de su fecha típica de consumo. Nos ha encantado la idea. Les deseamos toda la suerte.