Plaza Calderón de la Barca, Sevilla
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Sin duda, uno de los mercados más emblemático y castizo que aún resisten el envite de los nuevos tiempos en Sevilla es el de la calle Feria, una de las construcciones más antiguas de Sevilla (1719), levantada sobre la plaza de Calderón de la Barca y rodeada por dos edificios históricos: el Palacio de los Marqueses de la Algaba y la Iglesia de Omnium Sanctorum. Debido a la situación económica en algunos de estos establecimientos hubo un momento en que se trataba de reinventarse o morir. Y eso es exactamente lo que hicieron con este bullicioso mercado ubicado en una zona que lleva años como lugar de encuentro mítico de músicos, artistas y de su variopinto vecindario.
Hay pocas cosas que me gusten más cuando visito una ciudad que ir a curiosear sus mercados, porque estos espacios te aportan el autentico pulso de la calle. Pero no hablo de esos mercados gourmet sin personalidad pensados para el turista, me refiero a lugares como el de la Calle Feria que mantienen su verdadera esencia, con sus puestos de carne, frutas, verduras y pescados bien surtidos y con buenos precios, que se agrupan en la nave mayor, detrás de unos mostradores de mármol blanco, o en sus angostos callejones con bancos de hierro para que se sienten las señoras mayores mientras esperan su turno. Un lugar perfecto para salir comido, bebido y con la compra hecha. Aquí no existen las prisas.
En estos años, ha pasado de ser un rancio mercado de abastos a convertirse en un establecimiento cuajado de tesoros gastronómicos, con un buen número de puestos donde tomar copas, tapas creativas o recetas con tradición. En este complejo hostelero que se ha puesto de moda en nuestra ciudad podéis disfrutar de comida japonesa, como un exquisito ramen o gyosas recién hechas, arroces típicos, pescaito frito, mariscos, croquetas artesanas o guisos de toda la vida. El mercado cuenta además con una soleada terraza con veladores en la plaza Calderón de la Barca, con vistas al “Omnium Sanctorum”.
Fue mi amigo Daniel Sánchez el que me propuso realizar una ruta de tapas sin salir del Mercado de Feria, visitando los locales más interesantes y disfrutando de sus buenos vinos. Nuestra primera parada, La Almadraba, un rinconcito de Barbate situado en los puestos 49-50. Hablamos de una coqueta abacería atendida por Paul Varo, un barbateño que ha hecho del atún del Estrecho su principal seña de identidad. Salazones, semiconservas y conservas con todos los cortes del atún que podáis imaginar: ventrescas, huevas, ijadas, mojamas, sardas, barrigas o incluso huevas de leche de atún.
Multitud de tapas y latas de atún de gran calidad. Por el tipo de materia prima no resulta barato, pero merece la pena. Raciones como el surtido de salazón 14,00€, caviar de erizos 15,00€, sashimi de atún rojo 14,00€, atún encebollao, con fresas, con castañas, con fabes o al Pedro Ximénez, todos a 9,00€. Para acompañar, vinos de la provincia de Cádiz, como Garum de las bodegas Luis Pérez o manzanilla en rama. Nosotros tomamos un extraordinario Palo Cortado, denso, suave para su alcohol. Un rincón absolutamente recomendable y visita obligada si pasáis por aquí.
Justo frente a La Almadraba encontramos un interesante local que se llama El Fullero, un negocio regentado por José Manuel y Jesús y que de Fullero solo tiene el nombre. Es una delicia encontrar una mesa en la puerta de Fullero los días de sol. Hablamos de un local sencillo, de líneas limpias y ambiente agradable, y con un menú que difiere de lo que podéis encontrar en el mercado, con exquisitos platos como el revuelto de ortiguillas y langostinos 9,50€, los wok de verduras 6,00€ o de pollo picante con pak choi 7,50€, steak tartar de solomillo de ternera 6,50€/13,00€ o el albondigón de vaca rubia 5,00€.
Importante fuera de carta que debéis tener en cuenta y que podéis ver en la pizarra del fondo del establecimiento: Garbanzos con bacalao 3,60€/7,20€, carne con tomate 3,50€/7,00€, ventresca de atún plancha (110gr) 6,50€, carpaccio de presa ibérica 8,00€, o sugerencias como el arroz negro de marisco 3,00€/6,00€, el babaganoush 2,70€/5,00€, las alitas Fulleras 3,00€/6,00€ o el ravioli casero 5,50€. De postre natillas de mango con chocolate 4,00€. Muy recomendable.
De aquí nos vamos a Condendé. El nombre de este pequeño local situado en el puesto 92 del mercado de la calle Feria viene de la expresión cocinar “con dendé”, o sea, con aceite de palma, un aceite indispensable en la cocina afro-brasileña que se produce a partir de la fruta de la palmera. Condendê es un rincón exquisito y lleno de encanto que no os podéis perder. Lo primero que te hace disfrutar de este local es la sonrisa con la que te recibe el personal, son agradables y profesionales. Lo segundo es la pequeña carta llena de recetas sugerentes y sabrosas con las que la mayoría no estamos demasiado familiarizados pero que Camila o Fred os van a explicar con detalle.
La cocina de Fred está basada en el uso de harinas de todo el mundo para elaborar panes planos como el pao de queijo con chicharrones de Cádiz 2,80€ o con gorgonzola 2,80€ que son una pasada. Samosas de pollo al curry o vegetal 3,50€, pakoras de verduras con chutney de frutas 3,80€, gyosas de carne o arepas como la de carrillada y queso de oveja 4,40€, la de pollo con guacamole 4,40€ o la riquisima carnitas 4,40€, bruschetta de verdura escalibada y hummus 3,80€, rellenos que se hacen la competencia para ser la mejor receta de las que podéis disfrutar en este local.
Tienen muchas opciones sin gluten y vegetarianas, además de las sugerencias del día fuera de carta, pero siempre con productos frescos. Estuvimos en la semana del ramen y probamos una receta exquisita de estos famosos fideos japoneses servidos en un caldo de carne, miso y salsa de soja con guarnición de algas, huevo duro y albóndigas 6,50€. La casa nos invito a un plato de alcachofas con tempura que estaban buenísimas. Para beber una cerveza artesana bien fría o algunos de sus estupendos vinos.
En definitiva, una pequeña ruta del buen tapeo con una muy buena relación calidad-precio y un ambiente aún mejor. Un mercado muy transitado los fines de semana, perfecto para empaparse de la atmósfera de este barrio bullicioso y auténtico. Un sitio ideal para quedar de cervezas con amigos o desconectar tomando algo tras una dura jornada de trabajo. La tarde en el Mercado de la Calle Feria fue uno de los ratos más agradables que he pasado tapeando desde hace tiempo, así que no me queda más que aconsejaros que no os lo perdáis. Gracias a mi colega Daniel por ser el perfecto anfitrión. ¿Te animas a visitarlo?.