Calle Cardenal Ilundain, 9 (Edificio ABC) 41013 Sevilla
Teléfono: 854 80 22 90
Algunos afortunados tienen el arrojo y la entereza de elegir para vivir otra tierra distinta a la que les vio nacer. Adoptan patrias chicas, por elección racional o pasión. La mayoría de ellos ni siquiera rompen vínculos y amarras con la oficialmente propia, esa en la que suelen quedarse recuerdos y afectos a los que volver. Son muchos los amores premeditados que se aplican al territorio, y cuando hablamos de una ciudad como Sevilla, se cuentan por decenas de miles las personas que un día llegaron buscando mejor clima, otro ritmo de vida. Ese intercambio de cultura es sanísimo para paliar los prejuicios y la ignorancia, para conocer, crecer y disfrutar de lo mejor de dos mundos, sin fascinación ciega ni caricatura exagerada. Bilbao es una ciudad maravillosa, pero el País Vasco siempre fue un territorio complejo y con un clima dificil, y son muchos los vascos de espíritu aventurero que han tenido la necesidad de salir. Este es el caso de Antonio Reyes, un botxero que decidió, hace más de 10 años, hacer una mudanza integral, interior. Antonio es un programador informático de Rekalde que se afincó en Sevilla después de pasar por otras regiones de España. Nos cuenta que con 18 años coincidió con un Brigada sevillano en el hospital, y que en aquellos días como compañeros de cuarto tomó la decisión que algún día vendría a visitar Sevilla. Algo que hizo 40 años después, y fue para quedarse.
Antonio llegó a Sevilla junto a su mujer Isabel Márquez y sus dos hijos, y al poco tiempo de estar en nuestra ciudad decidieron hacerse con el traspaso de este local del Porvenir del que han conservado la estética y el nombre. L’Orangier (El naranjo) es un pequeño y sencillo establecimiento de la calle Cardenal Ilundain al que el cambio de dueño apenas trastoco ni el aspecto ni el espíritu del lugar, pero agrando de manera considerable su cocina en todos los sentidos. L’Orangier sigue proyectando la apariencia de un bar de barrio que no ha perdido su personalidad. A la entrada, una barra de servicio delante de la cocina de la que, de vez en cuando, sale Isabel para preguntar a sus fieles parroquianos si les gusta la comida. La cercanía de la Facultad de Medicina llena su fachada de estudiantes para el aperitivo de mediodía. Sus precios permiten que los futuros médicos puedan volver con mucha asiduidad, porque con dos cervezas y los pintxos de regalo que ponen con cada consumición, salen comidos. Dentro, sillas y mesas blancas de madera con manteles de papel y un buen número de pizarras con la carta oficial y todos los fuera de carta que Isabel suele preparar en el día. Antonio dice que por su edad ya es hora de pensar en retirarse, pero la continuidad está asegurada en las manos de su hijo David.
La cocina tradicional vasca es una de las mejores del mundo. Gran parte de su fama se debe a su capacidad para aprovechar una larga tradición culinaria ampliamente reconocida. A partir de ella ha sido capaz de evolucionar hacia una «nueva cocina» de gran calidad y variada oferta. La afición de los vascos por la buena mesa, confirmada por la gran cantidad de buenos restaurantes y de sociedades gastronómicas, es el origen de esta inclinación al cultivo de las tradiciones de la buena cocina. Isabel elabora una cocina tradicional (de la abuela), grande en calidad y cantidad. Las raciones son abundantemente generosas, dice David que aquí hay que llegar sin desayunar para poder con los platos. Variedad en ensaladas como la mixta 8,00€ o la de ahumados 10,00€, salmorejo 7,00€, huevos rotos con jamón 16,00€, con gulas o con pisto 16,00€, bacalao dorado 12,00€ o al pil pil 18,00€, merluza en salsa verde 18,00€, el pulpo a feira 25,00€, la parrillada de verduras 16,00€ o sus famosos cachopos para dos (o más) 25,00€, las costillas 22,00€, el chuletón 22,00€ o la cola de toro 16,00€. No os perdáis sus “cazuelitas” de lentejas de Yiya, garbanzos callos o con espinacas, habitas con jamón, arroz con setas o marinero 8,00€, además de su auténtico marmitako, los garbanzos marineros o la mejor fabada asturiana que he probado en Sevilla 10,00€. Para cerrar, no dejéis de pedir el coulant 5,50€, el extraordinario tiramisú, los piononos o la tarta de queso 5,50€. También podéis llevaros la comida a casa.
A pesar del éxito, que podéis ver reflejado en sus paredes con sus certificados de excelencia, Isabel y Antonio nunca pensaron en cambiarse a un local más grande. Siempre han querido controlar la situación y cambiarse a un restaurante más grande habría significado tener que contratar a gente y trabajar de una forma en la que no se habrían sentido a gusto. Antonio nos asegura lo difícil que es actualmente encontrar buenos profesionales de la hostelería. L’Orangier ha sido elegido dos años consecutivos (2021/22) Premio Travellers Choice de Tripadvisor, que distingue a los restaurantes que ofrecen de forma constante experiencias increíbles, estando, según la famosa plataforma online, entre el 10% de los mejores restaurantes del mundo. Lo que es seguro es que L’Orangier se ha convertido en pocos años en un sitio emblemático del Porvenir. Un local con mucho encanto, con una cocina extraordinaria, servida con simpatía y buenos precios. Antonio ha sido un cariñoso anfitrión y hemos comido como hacía tiempo. Por eso, cuando la gente lo conoce, siempre vuelve. Os toca a vosotros. No os lo perdáis.