Plaza de la Encarnación, 15 41003 Sevilla
Teléfono: 955 44 55 05
Hace un siglo, los hoteles de lujo albergaban los restaurantes más prestigiosos. Sin embargo, comenzó a surgir una aversión entre los clientes a comer dentro de un hotel, lo que provocó la decadencia de estos comedores, limitados a los huéspedes. Para contrarrestar esto, los hoteleros abrieron accesos directos desde la calle, con la convicción de que un hotel de alta categoría debia contar con al menos un restaurante de calidad como parte esencial de su oferta. Así, las cadenas hoteleras, tanto grandes como pequeñas, comenzaron a apostar por la gastronomía, y hoy en día muchos de los mejores restaurantes del país se encuentran dentro de hoteles. En Sevilla existen numerosos hoteles que ofrecen una excelente experiencia gastronómica. Espacios acogedores, sofisticados y accesibles al público, donde tanto residentes como visitantes pueden disfrutar de deliciosas propuestas elaboradas por chefs destacados. Aunque la gastronomía siempre ha sido una motivación para los viajeros, hoy en día vive un verdadero auge, especialmente gracias a las redes sociales. A pesar de ello, y sin caer en adornos poéticos innecesarios ni fotos excesivamente estilizadas, algunos de estos hoteles os harán recuperar la fe en la cocina de calidad.
Ocean Drive Sevilla es un hotel que combina la elegancia con la tradición de la ciudad. Uno de esos “Hoteles con encanto” estratégicamente situado junto a La Encarnación, que ofrece un enclave de elegancia y confort en pleno centro histórico. Heredero del mítico Hotel Ducal, que cerró sus puertas allá por 2010, este establecimiento cuenta con 49 habitaciones en formatos Superior, Deluxe y Suite. Al entrar en Ocean Drive, os veréis inmersos en una atmósfera donde la tradición local se entrelaza armoniosamente con elementos mediterráneos. Su compromiso es ofrecer una experiencia acogedora y elegante que resalte los encantos de la ciudad y cree recuerdos duraderos para sus huéspedes, ofreciendo un diseño lleno de detalles contemporáneos de sofisticación accesible. Por accidente. Así es como Marc Rahola resume como hace más de una década creó el Grupo OD que empezó con un hotel homónimo en Ibiza. Una aventura que comenzó tras su salida del imperio familiar Matutes. Años en los que ganó experiencia hotelera para poder gestionar sus alojamientos ahora en solitario. El nuevo Ocean Drive esta concebido como un espacio abierto y diáfano que se fusiona con la ciudad. Desde el lobby hasta su restaurante, que rinde homenaje a la cocina tradicional local con toques costeros, este acogedor espacio ofrece un ambiente en el que la cultura y el lujo bien entendido se dan la mano en una simbiosis perfecta. El hotel cuenta con una atractiva agenda de exposiciones y muestras temporales que adornan sus paredes. En estos días, los visitantes pueden disfrutar y adquirir algunas de las imágenes urbanas de Alberto de la Calle. Una muestra solidaria, en la que parte de lo recaudado se destina a los afectados por la DANA en Valencia.
Nos recibe Jesús Fernández, encargado de tomar decisiones estratégicas y supervisar todas las actividades de la empresa. Su semblanza destaca su carácter positivo, su aguda capacidad para resolver problemas y su innato don de gentes. Jesús comparte con nosotros su entusiasmo por liderar un equipo joven al que guía con dedicación, fomentando un ambiente de colaboración en el que cada miembro se siente parte fundamental de una pequeña gran familia. La carta de su restaurante, aún sin nombre, esta diseñada por el Chef Israel García Díaz, al que conocimos en las cocinas del Hotel Querencia de Sevilla. Hostelero de cuna criado en el restaurante de sus abuelos, Israel formalizó sus conocimientos estudiando en la Escuela de Hostelería de Islantilla y desde entonces no he dejado de viajar por el país para conocer nuestra diversidad gastronómica. Este coqueto restaurante ofrece una propuesta gastronómica que se sustenta en ingredientes cotidianos, pero siempre con una actitud local y un enfoque claro en la búsqueda de la calidad. La carta, abierta y flexible, permite al comensal elegir a su gusto, ofreciéndole opciones saludables y vegetales, siempre presentadas con el toque exquisito que define la cocina de Israel. Un lugar ideal para veladas íntimas, que se convierte en algo aún más especial al saber que, al finalizar el festín culinario, le espera una barra de cócteles con creaciones innovadoras.
Una carta breve, tal como me gusta, que se distingue por entrantes como la ensalada de espinacas frescas 13€, las bravas con salsa casera y alioli de ajo asado 9€, picadillo de pulpo con sopa fría de manzana verde y apio 12€, o la ensaladilla de gambas al ajillo 9€. Entre los risottos, destacan el de chicharrones, boletus y trufa 14€, y el risotto provenzal con burrata y albahaca 14€, además de un arroz seco de secreto ibérico. Para compartir, hay opciones como las croquetas 11€ (de sabores cambiantes), el sabroso saam de bacalao confitado 13€, la carrillera ibérica roll 14€, el brioche Bánh mì de pollo marinado 15€, el choco roll con lechuga Batavia 14€, la doble smash burger de carne madurada 45 días con queso cheddar ahumado 16€, el pollo crunch marinado con queso Edam y guacamole 14€, o el pulled pork con crema de pimientos fritos, jamón crispy y alioli de yema curada 16€. Y para el postre, opciones irresistibles como la tarta de queso con cremoso de arándanos 6€, Aromas de Sevilla (crema de naranja) 6€, chocolate en texturas 6€, o lemon passion (sin lactosa y sin gluten) 6€. El hotel ofrece una selección de cócteles y bebidas Premium, ideales para poner el broche final a la experiencia. Desde los clásicos más refinados, hasta composiciones originales, cada trago está diseñado para complacer todos los gustos. Ya sea para un brindis entre amigos o una copa para cerrar la velada, el bar del hotel es el lugar perfecto para prolongar el ágape con elegancia.
En definitiva, y tras años disfrutando de comidas en restaurantes, bares, mesones y ventas, he logrado un cierto conocimiento del arte culinario. De alguna manera, la cocina y yo hemos logrado entendernos. Por lo tanto, puedo afirmar sin temor a equivocarme, que en este flamante Ocean Drive de las Setas, se come bien y a un precio adecuado para lo que llega a la mesa. Mi cuenta para una persona fue de 38€, incluida una copa de Albariño 5€. La cocina es fresca, colorida, agradable, con presentaciones cuidadas y una materia prima de excelente calidad. Todo está pensado para ofrecer una experiencia auténtica y deliciosa, sin perder la frescura y el carácter de los ingredientes. Comer en un hotel siempre puede ser impredecible. A veces no te convence nada, pero otras veces terminas sorprendido y satisfecho. En este caso, os aseguro que a pesar de ser un restaurante bastante desconocido aún para los sevillanos, la experiencia gastronómica os va a encantar. Gracias a Jesús, Israel y Aldo por su hospitalidad. Volveremos.