Avenida del Olivar, 33, local 4, 41940 Tomares
Teléfono: 629 74 91 15
Acaba de entrar la primavera, una estación de transición en la que los sevillanos disfrutamos del máximo confort térmico. Las noches no son muy frías, y durante el día el calor no aprieta demasiado. Pero ¿Se está reduciendo esta estación en Andalucía?. Efectivamente, los estudios indican que así es. Tanto la primavera como el otoño se están viendo recortados en número de días. El principal motivo es que el verano es cada vez más largo y más caluroso. Asi que nos toca acostumbrarnos a este cambio en el clima. Es llegar esta estación y comenzar los días de calor en los que se nos apetece una cocina más ligera y un buen helado, y si es artesano mucho mejor. Por esa cercanía de los días de calor, hoy hablamos de la historia incierta del helado. Y es que se cree que alrededor del año 2000 a.C. ya existía una versión de helado. Se trataba de una bola hecha con arroz, leche y especias que metían en la nieve para que se enfriase antes de consumirla. En el año 400 a.C. los persas comían una especie de pudín o flan hecho de agua de rosas y cabello de ángel durante los calurosos veranos. Alejandro Magno hacía que sus esclavos trajeran nieve de las montañas a la que le agregaba miel y néctar. Nerón comía algo similar pero le añadía zumo de frutas. En las cortes árabes también utilizaban nieve de las montañas para elaborar el sharbat con frutas y especias. En China, el Emperador Tang conocía un método para crear mezclas de hielo con leche. Esta receta viajó hasta la India, Persia y después Grecia y Roma gracias a Marco Polo.
Siglos después, en 1660 el siciliano Francesco Procopio dei Coltelli, considerado como padre del helado, modificó una máquina inventada por su abuelo Francesco que homogeneizaba el azúcar, el hielo y las frutas, obteniendo una crema helada similar a la que consumimos hoy en día. Su abuelo construía máquinas refrigerantes para hacer helado. El invento se lo dejó a su nieto como herencia y este le realizó algunas mejoras. Cuando Procopio supo que la máquina estaba lista para producir helado a gran escala, abandonó Sicilia y se fue a Paris donde abrió el Café Procope, lugar de artistas e intelectuales, que contribuyó notablemente a la popularización del helado. Tras este prólogo histórico, no se me ocurre mejor nombre para una heladería que Procopio. Hoy hacemos parada en una heladería que está dando mucho que hablar en el Aljarafe. Detrás de este proyecto encontramos a Olga Maldonado Herrero, una vecina de Tomares que regenta un establecimiento que solo elabora 6 meses al año, algo que le aporta más valor si cabe. Abierto en abril del pasado año, Procopio en realidad solo ha estado en funcionamiento durante la temporada de verano de 2022. Un negocio que nace cuando Olga perdió su trabajo. Y es que cuando ocurre algo así, toca reinventarse. No sin esfuerzo, materializaron su proyecto en este pequeño local dividido en una zona de almacén en la parte trasera y la fachada completamente abierta a la avenida, con una gran vitrina expositora de helados, máquina de café y de granizados. Fuera, una pequeña terraza con varias mesas para disfrutar del helado in situ.
Procopio puede presumir de elaborar helados sin aditivos y con ingredientes naturales de calidad y proximidad, como la leche fresca Váleme, leche con certificado de bienestar animal procedente de granjas locales en Dos Hermanas. Olga procesa el helado en su mantecadora en pequeñas tiradas, así va probando nuevos sabores. En su carta, se incluyen sabores clásicos como el de turrón, vainilla, sorbete de limón o de frambuesa, nata, pistacho o chocolate, pero también sabores especiales como los de tarta tatín, yogur con amarena o leche merengada. Opciones originales, como las de torrija, Kinder Bueno, cacahuete, galleta Lotus o tarta de queso. 16 sabores que van cambiando al gusto de Olga y que se sirven en tarrinas de 3,00€, 3,50€ 4,50€, cucuruchos de galleta de 3,00€ y 3,50€ y tarrinas grandes para llevar de 8,00€ y 15,00€. Procipio cuenta con alternativas para intolerantes a la lactosa o al gluten o para aquellos que no pueden o no quieren tomar azúcar. Además de los helados, también podéis tomar un buen café, infusiones, refrescos, granizados, batidos e incluso magdalenas y pastelitos de naranja que se hacen por encargo.
Un placer compartido por todas las generaciones que no puede faltar en estas fechas en las que el calor comienza a apretar. Y es que siempre hay un buen momento a cualquier hora del día, en casa o en la calle, solo o en compañía, para degustar estas pequeñas delicias. En la capital es fácil encontrar buenas heladerías, pero en el Aljarafe resulta complicado disfrutar de un buen helado artesano. Sabores tradicionales y nuevas recetas conviven en este local de Tomares ¿Su receta?, magníficas materias primas y mucha pasión para satisfacer las demandas de sus clientes. Ahora solo nos queda disfrutarlos. Todavía hay mucho verano. (Las fotos buenas son de mi amigo Manosalbas). Abierto de jueves a domingo, de 14,30h a 19,30h.