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La mayoría de las ventas de la provincia se fundaron para ser parada y fonda de viajeros y en todas ellas se sirve una cocina tradicional que rememora sus orígenes humildes. Numerosas historias y leyendas las han convertido en auténticos monumentos populares. El 5 de abril de 2018 la Real Venta de Pilín cumplió un siglo desde su apertura, con lo que se puede considerar la venta más antigua de la capital. Para celebrarlo, los hermanos González-Mazón Álvarez, organizaron un evento en el establecimiento hostelero en el que se descubrirá un azulejo conmemorativo. Su fundador fue Feliciano González Pacheco “Pilín”, banderillero de Juan Belmonte. En la actualidad, sus nietos forman la tercera generación de una familia que continúa con la tradición de ofrecer buena cocina casera a sus clientes. La Real venta Pilín fue diseñada por Aníbal González. El propio Feliciano narra que en el año 1915 un barracón en obra se derrumbó causando muchos heridos. Pilín ayudó al rescate de las personas accidentadas y como muestra de su agradecimiento Aníbal González le ofreció cien pesetas. El rechazó el dinero porque, según dijo, lo hizo de forma voluntaria. Unos años después pensó en abrir una venta y habló con Aníbal González, quien le hizo los planos y envió a un encargado y dos operarios que terminaron las obras en un mes.
Hacía tiempo que queríamos hacer parada en este ejemplo al tesón y el trabajo de una familia que continua empeñada en perpetuar la herencia de sus antepasados. La gracia de la Venta Pilín radica en parte en lo rancio de su propuesta. Son pocos los cambios que ha sufrido este establecimiento a lo largo de los años, y así debe ser para que no pierda su esencia. Pero las nuevas herramientas de análisis de la red no le daban buenas valoraciones a este emblemático local, motivo más que suficiente para que vayamos a comprobarlo de primera mano. Las quejas van dirigidas sobre todo al trato del personal y la tardanza en el servicio. Lo cierto es que los chicos jóvenes que nos atendieron no son unas castañuelas, pero yo no voy a un sitio como este a que los camareros me cuenten un chiste. En mi opinión, el trato fue correcto y la comida llego muy rápido y con la cadencia necesaria. Esto es lo de siempre, cada cual cuenta la historia según le va. Para mí la experiencia fue positiva hasta en el precio, 52,00€ comida y ocho bebidas para cuatro personas.
La Real Venta Pilín está situada justo frente a la puerta principal de Construcciones aeronáuticas. El odontólogo Aníbal González, nieto del arquitecto, afirma que «la venta Pilín es un signo del regionalismo sevillano más tradicional, por el diseño del edificio y la decoración de sus jardines”. Estamos en una especie de oasis en el barrio de Tablada que te da la bienvenida con unos hermosos jardines por el que transitan dos pavos reales, y con una enorme zona exterior con grandes árboles e infinidad de mesas separadas entre sí para mantener a raya al virus. En el interior cuelgan fotografías de pabellones emblemáticos de la Exposición del 29. La arquitectura regionalista predomina en sus vigas de madera y el originario mostrador. El ambiente taurino tampoco podía faltar en esta venta que conserva el legado de Juan Belmonte.
La Carta es rica en variedad y platos típicos de estos establecimientos, casi todos en formato ración: Ensalada de pollo 9,20€, tomates con ajito y melva 9,00€, pimientos fritos 7,00€, berenjenas fritas 7,00€, tortilla de patatas Pilín 3,50€/10,00€, huevos fritos con patatas, pimientos y chorizo 9,00€, chorizo criollo 8,50€, lagartito ibérico 10,50€, solomillo ibérico 13,50€, presa ibérica 16,00€, boquerones 9,00€, chocos fritos 10,50€, puntillitas 9,60€ o el revuelto al gusto 10,00€. En “Pilín deluxe” tenéis queso viejo 3,40€/10,20€, jamón ibérico 3,50€/10,50€, salmorejo 3,50€, ensaladilla 3,50€/9,60€, antojo de la tita (papas con cebollita) 7,00€, croquetas de puchero 3,20€/9,60€, serranito Pilín 3,90€/11,70€, pollo frito 3,50€/10,50€, carrillada 3,50€/10,50€, solomillo al whisky 3,70€/11,70€, lagrimita de pollo 3,20€/9,60€, anchoas 2,20€ unidad. Tarritos de postre 3,50€. Entre 10 y 12 referencias de vinos clásicos de los que podemos encontrar en la mayoría de los bares sevillanos.
Más que una venta, “Pilín” es en realidad una institución hostelera sevillana cargada de historia, tipismo y tradición, con una oferta gastronómica de comida casera que hace honor a su herencia. Son muchos los recuerdos que conservamos los sevillanos que desde pequeños hemos pasado días agradables y familiares en estos locales, pero desgraciadamente cada vez quedan menos espacios de estas características, que siguen teniendo ese encanto de lo esencial, de la buena materia prima servida sin ningún tipo de boato ni parafernalia. Los precios en Pilín son apropiados para el espacio y lo que se oferta. Es cierto que el servicio no es demasiado amigable, pero son correctos en el trato y el ambiente es familiar y relajado. Por lo menos desde nuestra experiencia podemos decir que Real Venta Pilín bien merece una visita, sobre todo si vais en familia y con niños pequeños, porque hay espacio de sobra para que jueguen mientras coméis.
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