Calle Eucalipto, 226, 41100 Coria del Río, Sevilla
Teléfono: 629 72 38 04
La historia de Coria del Río está ligada al gran río Guadalquivir, y guarda la memoria de un influyente pasado romano y musulmán que nos ha dejado una importante tradición culinaria. El municipio se asienta mayoritariamente sobre suelos de vega aluvial, con una vocación agrícola importante, en la que destacan cultivos herbáceos como el algodón, el girasol, la soja, el arroz y los cereales; y en los leñosos, sobresalen el naranjo y el olivar para verdeo y almazara. La gastronomía de Coria del Río se basa en una cocina elaborada a partir los mejores productos extraídos de la naturaleza en la que se halla inmersa. Productos procedentes del río Guadalquivir, como el albur y el camarón, sin olvidar los arroces que crecen en estas marismas, y que aquí se cocinan con pato o con cangrejo. Naturaleza, cultura, tradición y gastronomía, se dan cita en uno de los principales términos municipales de Sevilla. Pero la cocina más secular de Coria acoge una receta, que siendo foránea, tiene mucho predicamento entre los sevillanos. Se trata del cachopo. Y si hablamos de la receta del cachopo en Sevilla, es obligado acordarse de Casa Cachopo (antigua Venta Las Margaritas).
Esta venta lleva casi cuatro décadas formando parte de la historia de los restaurantes con más solera de Coria. Una historia que ha marcado la evolución de su cocina hasta el día de hoy. Una apuesta sólida donde tradición y sapiencia se agrupan en una oferta gastronómica que atrae a sevillanos y visitantes. Casa Cachopo es conocida por sus guisos de toda la vida, entre los que destacan el arroz con pato o con cangrejo rojo de la marisma, menudo con garbanzos, rabo de toro o carne con tomate 12€. Su nombre no deriva de la famosa receta asturiana, sino del apodo con el que era conocida la familia de Miguel Córdoba (los Cachopos), antiguos propietarios de la venta. Aficionados a la caza, el bisabuelo de la familia tenía una cantina en la zona a la que llamaban “An ca el Chopo”, por estar debajo de un chopo (álamo). Miguel y su esposa Rocío Sánchez Barragán (Rocío Cabrera) compraron el establecimiento en 1999, pero lo cierto es que la receta de cachopo se incorporo 20 años después. El mismo número de años en los que Rocío ha tenido que explicarles a los clientes que el nombre no tenía nada que ver con el plato asturiano. Pero una vez introducido en la carta, Rocío ha buscado desde el primer momento que su cachopo sea “lo más parecido posible a la receta tradicional” elaborándolo con babilla de ternera rellena de jamón, y un aromático queso de la Sierra Sevillana que se reservan desvelar. Quien ha grabado su sabor en la memoria, tiene la garantía de recuperarlo cada vez que regresa, porque la receta se ejecuta siempre exactamente igual.
Estamos en una venta de ambiente acogedor, con un primer salón, junto a la barra de servicio, con una decoración clásica de sillas blancas de enea y mantelería de cuadros negros y blancos. Una chimenea de ladrillo visto preside un amplio comedor anexo al anterior y arreglado con mesas vestidas de blanco níveo, con cuadros de bodegones de caza en las paredes e incluso un pato real disecado, para recordarnos la fauna de la comarca que nos rodea. Un espacio de aspecto rústico pero muy cuidado. Rocío lo define como una “venta de carretera de nivel”. Fuera, una terraza con porche de madera, para comer rodeado de naturaleza y tranquilidad. Su carta se asienta en nuestra cocina más tradicional, combinando los mejores platos de la gastronomía andaluza y la comida ribereña. Aquí encontraréis una amplia carta de exquisita cocina adaptada a todos los públicos, que a pocos deja indiferente. Rocío es una extraordinaria anfitriona palaciega que aprendió de su madre Isabel el arte de la cocina, y que para empezar nos recomienda un paté de perdiz y otro de pato que tienen fuera de carta. Una carta que comienza con chacina variada, una sabrosa ensalada marismeña de camarones con pimientos asados y huevos fritos 15€, tomates de Los Palacios con melva 10€ o las alcachofas confitadas con jamón 4,00€. Carnes a la brasa: solomillo, pluma y presa ibérica, chuletitas de cordero 16€ o entrecot de ternera 18€. Arroces de perdiz, pato, cangrejo rojo, carrillá o arroz negro con chipirones 16€ p/p. En la “Cocina de la abuela Isabel Barragán”, encontramos el pisto con atún fresco, carrillada de cerdo o las croquetas de puchero 12€, además de los guisos nombrados anteriormente, que cambian según temporada. Pescados como los chocos, chipirones, 12€, coquinas, almejas o gambas al ajillo 15€. De postre, tocino de cielo, flan de huevo, tartas 5€ o arroz con leche 4,00€.
En su carta no sólo encontraréis la mejor materia prima, sino platos elaborados con el cariño de quien ha vivido toda la vida entre fogones y brasas. Todo lo que podéis degustar es casero, desde las ensaladas hasta los postres, y las raciones son bien contundentes. Su hija María es la tercera generación que continua con el negocio, con lo que la tradición hostelera se mantiene en la familia Córdoba-Sánchez Barragán. Este emblemático lugar se ha convertido en una institución en la zona gracias a su servicio y la calidad de sus productos. Entre los habituales hay familias de la comarca que acuden cada semana; grupos de trabajadores del Polígono Industrial La Isla; reuniones de moteros como los “amigos de la Vespa” o viajeros que transitan por esta complicada carretera de la Isla hasta llegar a Bonanza. Incluso os podéis encontrar algún foodie local que, en el estrés constante de visitas a locales nuevos o de moda, se refugian en el confort maternal de un auténtico arroz. Acierto seguro a precios que difícilmente superan los 25/30 euros por cabeza. Y es que lejos de ser un restaurante caro, Casa Cachopo brinda una experiencia que deja con ganas de repetir. El personal es profesional y agradable, combinando buen trato con eficiencia. En una Sevilla invadida por el turismo y llena de establecimientos modernos, esta zona de la provincia no ha sentido apenas el paso del tiempo. Este sencillo local es un escenario perfecto para disfrutar de una cocina de tradición con una excelente relación calidad/precio. Dice Rocío que peregrina sola todos los años a la aldea, una penitencia personal que ofrece a la Virgen sin la necesidad de que Ella se lo pida. Esta peregrina incansable, intuyó hace 25 años que este podía ser un buen negocio. Años de trabajo y sacrificio le han dado la razón. Gracias a Rocío y Miguel por su hospitalidad. Volveremos para probar el menudo y escuchar un cantecito.